En concreto el índice PMI del sector manufacturero español, elaborado por S&P Global, se situó en 50,7 en febrero, aumentando de 48,4 registrado en enero. Dado que las condiciones de la demanda siguieron siendo débiles, los productores españoles registraron una nueva contracción en los volúmenes de las carteras de pedidos por noveno mes consecutivo en febrero. No obstante, algunas empresas mencionaron ciertos signos tentativos de recuperación de la demanda, subrayado por el declive más débil de los pedidos desde junio del año pasado. Los resultados respecto de las exportaciones revelaron un panorama similar. Febrero marcó exactamente un año de caída de la demanda internacional, pero también señaló una reducción leve, que fue la más lenta desde mayo del año pasado.
El principal factor que impulsó el resultado general del sector fue un renovado aumento de la producción manufacturera española. Dicha expansión fue la primera en seis meses, fue sólida en general y, según informan las empresas encuestadas, se produjo como resultado de la mejora relativa anteriormente mencionada de las condiciones de la demanda.
Las empresas manufactureras españolas aumentaron sus plantillas por primera vez desde junio del año pasado. En particular, la tasa de creación de empleo fue la más rápida en casi un año. Las empresas encuestadas a menudo relacionaron el crecimiento de la dotación de personal con una mayor necesidad de trabajadores, así como con los esfuerzos de preparación de cara a las expansiones planificadas de las empresas.
Al ser evidente una brecha entre la producción y la demanda en febrero, los fabricantes pudieron canalizar recursos adicionales para poner al día los pedidos pendientes. En consecuencia, los pedidos por completar disminuyeron por noveno mes consecutivo, aunque solo levemente. Sin embargo, las empresas continuaron recortando sus actividades de compra en línea con las débiles tendencias de la demanda. La compra de insumos disminuyó por noveno mes consecutivo, aunque la última reducción fue la más débil en la secuencia actual de declive. A pesar de ello, hubo un renovado aumento en los niveles de existencias en febrero. Los ritmos de acopio de los stocks de compras y de productos terminados fueron los más rápidos en seis y cinco meses respectivamente.
Otras noticias positivas provinieron de la relajación de las presiones en las cadenas de suministro. Los plazos de entrega de los proveedores aumentaron solo marginalmente y en su menor medida desde diciembre de 2019, cuando comenzó la secuencia actual de deterioro. No obstante, las presiones inflacionistas se mantuvieron persistentes en febrero. Pese a permanecer significativamente más débiles que las tasas observadas durante gran parte de los últimos dos años y medio, los ritmos de inflación de los precios pagados y de los precios cobrados se fortalecieron en el mes.
Según las empresas encuestadas, los precios más altos de las materias primas fueron una de las fuerzas impulsoras responsables de la última ronda de inflación. A pesar de ello, las empresas se mantuvieron optimistas sobre los pronósticos de producción para los próximos doce meses. El optimismo fue debido principalmente a las esperanzas de recuperación de la demanda y de unas mejores condiciones del mercado. «Por primera vez desde junio del año pasado, las condiciones operativas del sector manufacturero español mejoraron en febrero», destacan en S&P Global Market Intelligence, que explican que «la fuerza impulsora detrás del renovado crecimiento del sector fue un reactivado y sólido repunte de la producción manufacturera».
Como añaden, las empresas encuestadas «ampliamente vincularon el último aumento de la producción con una mejora relativa en los volúmenes de ventas. De hecho, puesto que los nuevos pedidos cayeron al ritmo más lento desde junio del año pasado, los últimos datos de la encuesta mostraron cierta evidencia tentativa de dicha mejora de la demanda».
«Otros aspectos positivos de los datos de febrero provinieron del primer aumento de la creación de empleo en ocho meses, así como del alargamiento más débil de los plazos de entrega de los proveedores desde diciembre de 2019. Puesto que las empresas encuestadas tienen la esperanza de una recuperación de la demanda y mejores condiciones del mercado en general, las firmas se mostraron optimistas sobre la producción futura y registraron el mayor grado de confianza desde abril del año pasado». En la parte negativa, señalan las tasas de inflación de los costes de los insumos y de los precios cobrados, que «se aceleraron respecto al mes anterior y los precios cobrados aumentaron hasta su máxima de tres meses. A pesar de la ligera contrariedad, se puede hallar cierta consolación en el hecho de que las tasas se han mantenido significativamente más bajas que las registradas durante gran parte de los últimos dos años y medio. No obstante, puesto que la demanda parece que podría recuperarse en un futuro cercano, las presiones inflacionistas son un aspecto de la encuesta que ciertamente debería permanecer bajo estrecha observación».