Estas últimas cifras tanto en Europa como en Estados Unidos confirman una inflación más elevada y persistente en el tiempo y refuerzan las expectativas de nuevas subidas de tipos que pueden continuar en 2024, lo que ha hecho que se incrementen las rentabilidades de los bonos de la eurozona.
El efecto más importante de esta inflación que baja, pero que se reduce a un ritmo más lento de lo que estaba previsto, ha sido en la renta fija directa. Si bien durante el mes de enero esta categoría de activos acumulaba una subida de poco más del 3,5% para los bonos corporativos en dólares y del 3% para los bonos en euros, en el mes de febrero toda esta ganancia se ha esfumado.
El repunte de los bonos en el mes de enero obedecía a la confianza de los inversores en que la Reserva Federal había ido demasiado lejos, y pronto empezaría a reducir los tipos de interés ahora que parecía que la inflación estaba bajo control, con caídas continuadas mes tras mes. Pero todo esto empezó a cambiar a partir del tres de febrero, fecha en la que se publicó el informe de empleo americano mostrando una gran fortaleza (aunque influenciada por factores estacionales y sujeta a futuras revisiones).
El temor a que la inflación sea más persistente de lo esperado que ha impulsado las expectativas de subidas de tipos sean ahora mayores tanto en intensidad como en duración, ha provocado que los mercados de renta variable hayan continuado con la corrección iniciada hace unos días, en especial para los valores con mayor sensibilidad a movimientos de tipos de interés, como pueden ser los tecnológicos, que tan mal rendimiento tuvieron en 2022.
Así, el índice Nasdaq ha retrocedido en los últimos días un -6,4% desde los máximos alcanzados a principios de febrero, y el S&P 500 un -5%. Los índices europeos se han comportado mejor, y solo ceden un -1,5% desde máximos.
El mercado de renta fija continúa su escalada, y bonos como el Bund alemán a 10 años alcanza ya el 2,71%, rentabilidad no vista desde 2011. En el caso de España, el bono a 10 años está ofreciendo actualmente una rentabilidad de 3,70%, niveles no vistos desde finales de 2013. El bono del tesoro estadounidense a 2 años sigue marcando máximos de los últimos 15 años, con una rentabilidad del 4,83%, y todavía se mantiene la inversión de la curva 2-10 en torno a los 85 puntos básicos, situación que recordamos, suele preceder a una recesión.
El dólar por su parte se ha fortalecido en las últimas sesiones, recuperando la zona del 1,05 eur/usd (desde el 1,10 marcado a principios de mes), apoyado por las posibles subidas de tipos adicionales que podría estar planteándose la Reserva Federal.