“Este proceso de deconstrucción que estamos llevando a cabo, no es un momento de despedida sino el comienzo de una nueva etapa ilusionante que creará empleo y riqueza para la zona. Este espacio que ahora ocupa la central se destinará a asegurar un futuro sostenible para Carboneras mediante proyectos de reindustrialización que mantengan el compromiso histórico de Endesa con este entorno”, ha comentado Sánchez Durán, director general de Endesa en Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla quien ha presenciado en primera persona la voladura de hoy.
La voladura de hoy han supuesto todo un reto a nivel técnico debido a las características de ambas infraestructuras. Para su realización ha sido necesario diseñar un procedimiento específico con el objetivo de garantizar condiciones absolutas de seguridad y efectivas de demolición. Esta misma prevención se está aplicando en todos los procesos que conforman los trabajos de desmantelamiento y demolición de la planta. “El empleo de explosivos es el procedimiento más seguro para demoler estructuras esbeltas y especiales, siempre que el entorno lo permite”, ha explicado Muñiz, responsable de los proyectos de desmantelamiento térmicos de Endesa. “En el caso de la voladura de la chimenea el proceso ha sido aún más complejo -ha matizado – se han tenido en cuenta todas las variables como la dinámica de la voladura, su secuencia, dirección de caída, medidas mitigadoras de las afecciones, medidas de vibraciones y puesta en seguridad de todos los elementos y estructuras afectadas”.
Para la voladura de la chimenea de cemento armado de la central térmica, de 200 metros de altura y un diámetro en base de 19,5 metros que se estrecha hasta los 12 metros de la punta, ha sido necesario debido a sus dimensiones y su ubicación, el uso de 151 kilos de explosivos que se han colocado por primera vez a doble altura, a cota cero y 96 metros. El objetivo de esta medida ha sido doblar el fuste en dos, como si de una bisagra se tratara, de forma que la huella de caída se redujera a la mitad, minimizando la afección a determinadas infraestructuras que era necesario mantener en servicio mientras se realizan los trabajos de desmantelamiento.
Para esta demolición se han utilizado 380 detonadores electrónicos que han activado la carga de explosivo que se han colocado en la estructura mediante taladros distribuidos para dirigir la caída en la dirección planificada. En el proyecto se ha fijado un radio de seguridad de 400 metros.
En el mismo radio de seguridad, y un segundo antes de la voladura de la chimenea, se ha producido, la voladura de la estructura metálica de soporte de los conductos del absorbedor del Grupo 2, de 47,8 metros de altura y 6 pilares, para lo que ha sido necesaria una carga de 15 kilos de dinamita, 34 cargas de corte lineal y 49 detonadores.
Ambas voladuras han producido alrededor de 13.000 toneladas de residuos (básicamente hormigón), que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental. Estos residuos serán valorizados en obra aplicando criterios de economía circular para ser usados como material de relleno, previa caracterización para verificar su carácter inerte; en cuanto al residuo de hierro que constituía la armadura del hormigón armado y la estructura metálica, será objeto de valorización para su posterior uso.
Para minimizar la afección del polvo derivado de la explosión, además de la irrigación previa de la superficie sobre la huella de caída, se ha instalado una red de cortinas de agua y un cañón de nebulización en la dirección de caída.
La Central Térmica Litoral ha estado más de cuatro décadas operativa creando un vínculo muy arraigado con la zona. Una vez que Endesa desconectó la central en 2021, inició su proceso de desmantelamiento y la elaboración de un plan de futuro para el entorno. El desmantelamiento, la demolición de todos los edificios y equipos de la central, se encuentra en un grado de ejecución del 42%, y supone una inversión de más de 83 millones de euros. Actualmente más de 200 profesionales están trabajando de forma directa en este proceso, el 75% procedente del entorno, mientras que se estima en casi 200 el empleo indirecto que se está generando.
La Central Térmica Litoral fue construida en el marco del Plan Acelerado de Centrales de Carbón redactado en 1979 para cubrir las necesidades de incremento de potencia eléctrica debido al desarrollo económico que experimentaba España. La infraestructura se ubica en 1.788.547 metros cuadrados en el término municipal de Carboneras y estaba compuesta por dos grupos de generación que sumaban 1.159 megavatios de potencia. Cada uno de estos grupos estaba formado por caldera, turbina y alternador como equipos fundamentales. El Grupo 1, de 577 megavatios, comenzó su explotación comercial en 1985 y el Grupo 2, con una potencia de 582 megavatios, en el año 1997. La instalación ha llegado a producir durante su vida útil más de 180.000 GWh, es decir, el consumo energético de Andalucía durante 4 años y medio y llegó a ser todo un referente cuando, en 2014, se realizaron mejoras medioambientales que la pusieron a la vanguardia de esta tecnología a nivel mundial.
La central cuenta con una Terminal Portuaria, con acceso para el tráfico marítimo en el Mediterráneo y norte de África, que comenzó su actividad en 1985, tras una inversión de unos 123 millones de euros para su construcción, destinada a la descarga de carbón para la Central Térmica Litoral. En el año 2014, y gracias a un acuerdo con la Autoridad Portuaria de Almería, se llevó a cabo la inversión para dotar a la Terminal Portuaria de un sistema que permite cargar buques de entre 10.000 y 15.000 toneladas de capacidad con destino a otras centrales del grupo Enel en el Mediterráneo, lo que supuso un incremento de las operaciones de manejo de combustible a desarrollar en el parque de almacenamiento.
Estas características y su situación geográfica la convierten en un enclave único para recibir barcos de gran calado que procedan de cualquier punto del mundo. Desde su construcción se han manipulado un total de 79.480.191 toneladas de graneles sólidos.
Además, la Central Térmica Litoral ha albergado proyectos innovadores como una planta de microalgas, la restauración de escombreras con especies autóctonas o el proyecto de almacenamiento de baterías entre otras iniciativas. Actualmente estos proyectos se han trasladado para seguir activos. Es el caso de la planta de microalgas que se sigue encontrando en los terrenos de la central pero ampliando su espacio.