Em efecto, el turismo representa casi la mitad de toda la inflación de servicios, por lo que, aunque la inflación persistente es común en todos los países europeos, «el impacto sobredimensionado de la categoría de hoteles y restaurantes es una característica española».
De hecho, en España, ha estado rondando el 4% durante los últimos dos años y, pese a haberse moderado desde aumentos de casi dos dígitos en 2022, la inflación en esta categoría todavía supera el 5%. Prevén que se mantenga por encima de ese nivel este año, lo que «por sí solo será suficiente para añadir casi 2 puntos porcentuales a la inflación de los servicios, lo que daría como resultado que nuestra previsión de inflación de los servicios sea superior al 3%»
Así si este año se alcanza otro récord para la industria turística española los precios se mantendrán muy por encima de sus promedios previos a la pandemia. En 2023, España recibió 85 millones de visitantes extranjeros, lo que generó más 108.000 millones de euros en ingresos para el sector, ambos récords históricos. Las llegadas y el gasto de turistas crecieron a tasas anuales de dos dígitos durante el año pasado, e incluso cobraron cierto impulso hacia finales de 2023.
«La continua fortaleza del sector turístico significa que será difícil reducir significativamente la inflación de los servicios en 2024», pero los expertos consideran que las perspectivas para 2025 parecen más benignas: «Apuntan a una moderación de la demanda». Ven probable que el largo período de altos aumentos de precios comience a tener un impacto en el comportamiento del consumidor.
Por ello, estiman que la inflación en el alojamiento y, en menor medida, en los restaurantes, continúe moderándose en 2025, lo que «debería ayudar a llevar la inflación de los servicios hacia 2%, lo que a su vez reduciría también la inflación subyacente». Eso sí, calculan que las llegadas de extranjeros crezcan de forma sólida los próximos años, aunque el ritmo de aumento se moderará gradualmente.