La serie temporal de recaudación fiscal anual que ofrece Eurostat, la Oficina Europea de Estadística, comprende los años que van de 1995 a 2022. En este lapso de tiempo, la recaudación en España ha pasado de 150.000 a 511.000 millones de euros, o lo que es lo mismo, ha experimentado un aumento del 240 por ciento en términos absolutos. En el mismo periodo, la producción final de bienes y servicios también ha crecido de manera considerable, por lo que la cifra en términos absolutos no es una medida de la capacidad real para generar recursos, en la medida en que ignora el tamaño de las bases imponibles, aproximada por el tamaño del PIB. Debemos considerar, pues, la evolución de la recaudación como porcentaje de PIB, puesto que esto nos permite comprobar si ha subido o no el peso relativo de los impuestos en relación con el PIB. Este ejercicio nos permite observar que la presión fiscal ha aumentado casi un 20 por ciento, al pasar del 32 al 38 por ciento del PIB. Así pues, en las tres últimas décadas, el peso de los impuestos sobre el PIB ha subido en 6 puntos porcentuales. El 60 por ciento de dicho incremento ha sido bajo gobierno de Pedro Sánchez
Si se pretende “armonizar” la fiscalidad española con la europea, la subida de impuestos resultante será de 39.000 millones de euros, cifra equivalente a 2.082 euros por hogar. • En promedio, los socios de la UE apenas han aumentado los impuestos de 2019 a 2022. En cambio, España ha sido el país con mayor incremento de la presión fiscal durante el periodo, lo que solamente ha contribuido a empeorar nuestro desempeño antes, durante y después de la pandemia, hasta el punto de que ocupamos el último puesto del Indicador de Gestión Económica. • Dos de cada tres euros de aumento de la recaudación tributaria bajo mandato de Pedro Sánchez han recaído sobre las familias. En total, el líder socialista ha elevado los ingresos tributarios por un monto equivalente a 3.890 euros por hogar. Casi la mitad de la subida se debió a la decisión de no indexar los impuestos a la inflación y, por tanto, no descontar el efecto en el sistema tributario de la mayor subida de precios en cuarenta años. • En promedio, Sánchez crea o sube un impuesto cada mes. De 2018 a 2024 habrá aplicado no menos de 69 aumentos tributarios. Además, durante el próximo año pretende elevar la recaudación en 7.000 millones, cifra equivalente a 371 euros por hogar. • La presión fiscal en Alemania es un 10 por ciento mayor que en España, pero la renta de los teutones es un 45 por ciento más alta. Esto nos recuerda que es preciso relacionar la presión fiscal con los niveles de renta de cada país. De hecho, si se equilibrase el peso de los impuestos sobre el PIB con los niveles de renta observados en España, la fiscalidad se reduciría en 15.000 millones y las familias pagarían 815 euros menos cada año. • Una renta media en España percibe un salario total real de 34.989 euros, pero a esta cifra hay que descontarle 8.157 euros de cotizaciones a cargo de la empresa y 1.731 euros de contribuciones a nombre del trabajador, así como un IRPF de 3.860 euros y un gasto acumulado por IVA de 1.450 euros. En total, el 43,44 por ciento del salario completo termina en las arcas de Hacienda debido a estas tres figuras fiscales. Si a las cotizaciones sociales, el IRPF y el IVA le sumamos el IBI, un trabajador medio paga 15.480 euros cada año en impuestos, lo que supone el 44,24 por ciento de su salario completo. • A estas cifras hay que añadirle el impacto de las rentas del ahorro (a lo largo del tiempo, unos 20.000 euros por familia), los impuestos sobre las herencias y el patrimonio (en vías de “armonización” por parte del gobierno de Pedro Sánchez), la tributación de las primas de seguro (unos 110 euros por hogar), la imposición aplicada a la compra de vivienda (en torno al 26 por ciento del precio final, lo que serían 50.000 euros en una adquisición de 200.000 euros), los gravámenes que afectan a la compra y uso del automóvil (desde el IVA a los tributos de matriculación y circulación, pasando asimismo por las multas recaudatorias, la normativa WLTP y los impuestos aplicados al combustible) y las exacciones sobre el consumo de alcohol (40 por ciento 3 del precio final) o tabaco (80 por ciento del precio final). Al considerar todas estas figuras tributarias, el contribuyente medio paga más del 50 por ciento de lo que gana a Hacienda.