La caída ha sido generalizada también entre las capitales catalanas, con ajustes de doble dígito en un solo mes en la mayoría de ellas. El impacto más abultado se ha dado en Girona, donde el número de alquileres disponibles se ha reducido un 21%, mientras que en Tarragona la reducción de oferta ha sido del 16%, quedándose en el 14% en la ciudad de Barcelona. En Lleida, en cambio, la caída de stock se ha quedado en el 9%.
Entre las provincias catalanas la tónica es similar, con importantes caídas de oferta en todas ellas. Barcelona es la que más ha acusado el control de precios, ya que las familias que buscan una vivienda en alquiler en la provincia encuentran un 14% menos oferta que antes de su entrada en vigor. Le siguen los descensos de Tarragona (-10%), Girona (-7%) y Girona (-5%). Este efecto de reducción de la oferta es una de las advertencias que llevan meses alertando desde el sector inmobiliario, que avisaban que la intervención del alquiler iba a ocasionar el efecto contrario. Así, desde el sector apuestan por medidas que aceleren la puesta en el mercado de más viviendas, pues creen que el problema del precio es que la demanda es muy superior a la oferta.
«Estos datos ponen de manifiesto que el unánime consenso de los expertos no era erróneo ni malintencionado, sino que estaba basado en la experiencia de lo sucedido en otros mercados. Insistir en que hay que esperar a que se desplieguen las políticas de la ley de vivienda, en concreto el control de precios, únicamente agravará la ya de por sí desesperada situación de miles de familias catalanas, que verán como en los próximos meses aumentará la dificultad y la competencia para acceder a una vivienda», explica Iñareta, portavoz de idealista. «Es innegable que el origen del problema del alquiler en España está en la poquísima oferta disponible, por lo que se hace imprescindible un cambio de rumbo que reequilibre las relaciones entre inquilinos y propietarios, que asuma que los propietarios no son el problema sino la solución al aumento de la oferta y el ajuste de los precios».
El alquiler de temporada parece haberse convertido en la opción preferida por muchos propietarios, pero su peso relativo en el mercado se ha mantenido estable en los mismos niveles que tenía antes de la entrada del control de precios.
En Barcelona, según los datos trimestrales publicados, alrededor del 30% de la oferta disponible ya es de temporada, mientras que en Girona y Tarragona se queda en el 10% del mercado. En Lleida solo supone el 2% de las viviendas anunciadas.
La irrupción del control de precios no ha tenido efectos inmediatos en el precio, al menos no en la ciudad de Barcelona, donde las viviendas de alquiler permanente analizadas mediante esta metodología específica han incrementado su precio un 4,6%. En Girona los precios se han mantenido estables, mientras que se han registrado descensos en Lleida (-2,8%) y Tarragona (-1%). En el conjunto de Cataluña el precio se incrementó un 4,3%, siendo Girona la provincia donde más crecieron los precios: un 6,4%. Le siguen las subidas de la provincia de Barcelona (5%) y la de Tarragona (0,4%). En la provincia de Lleida se redujeron un 0,8%.