En un desayuno informativo, el ministro de Transportes ha citado a otros constructores ferroviarios como es el caso de Stadler, CAF o Alstom, como grandes firmas que podrían participar en la operación para construir una alternativa «incluso sin el auspicio del Gobierno». Ha abundado en que la tecnología de Talgo es «única en el mundo», y está en el grupo de las compañías españolas «que sacamos por el mundo». Según Puente, el Ejecutivo que dirige Pedro Sánchez ve la OPA «con máximo cuidado y a la espera de otros actores en el juego, inversores y otros fabricantes». Talgo es la más pequeña de estas grandes constructoras ferroviarias europeas, pero «por su carácter histórico y su tecnología crítica tenemos que protegerla». «Hasta ahí puedo decir», ha sentenciado el ministro.
Después de que el consorcio magiar presentara a la Comisión Nacional del Mercado de Valores el folleto explicativo de su oferta por la totalidad del capital de la cotizada española a cinco euros por acción, que conforman un montante de 619,3 millones de euros, el reloj empezaba a correr en Moncloa para dar una respuesta, o no, en los tres próximos meses a la ofensiva del consorcio respaldado por el Gobierno Orban. Mientras, el Ejecutivo busca un ‘caballero blanco’ en España para evitar que el capital húngaro tome las riendas de Talgo con una oferta que no se distancie mucho del precio fijado desde Budapest en aras de dar salida a las dificultades industriales, financieras y accionariales que afronta el negocio del fabricante de trenes.
Segiun Transportes, las exigencias que el Ejecutivo ha puesto sobre la mesa para el cambio de control en el capital del fabricante están alineadas con las condiciones expuestas desde Talgo antes de recibir la opa. Desde ambas partes no se contempla un escenario donde la operación ponga en riesgo la salida del centro de decisiones del fabricante fuera de España y abogan por mantener aquí la sede, el empleo y la capacidad industrial de la entidad. Las mismas fuentes aseguran que hay accionistas de Talgo que no darán su visto bueno a la operación si no se cumplen estas condiciones.
Tal y como recoge la información remitida por el grupo húngaro a la CNMV, el visto bueno de la operación está en manos del Consejo de Ministros, donde se analizará el informe redactado desde la Dirección General de Comercio Internacional e Inversiones del Ministerio de Industria para autorizar la oferta. También deberá recibir luz verde desde la Comisión Europea, quien evaluará si la concentración resultante del mercado cumple con el reglamento de competencia. En la misma línea, la operación también será analizada desde las autoridades de competencia y negocios de los países implicados en el negocio de ambas entidades como Noruega, Albania, Kosovo, Montenegro, Serbia, Egipto y Arabia Saudí.