En una carta remitida desde el departamento de prensa del Consejo esta mañana, Guilarte explica a lo largo de 17 páginas que su intención es «diluir de una vez por todas la injerencia de otros poderes sobre su actuar, necesariamente independiente». A su juicio el hecho de que los vocales electos en el CGPJ decidan luego quién se pone al frente de los tribunales en España hace apetecible políticamente esta elección y, por tanto, complica las posibilidades de acuerdo.
Por eso propone, a título personal, que se modifique haciendo que las designaciones no corran a cargo del Consejo y asemejándose así a modelos como el aleman. Por ejemplo, propone que las presidencias de las audiencias, los tribunales superiores de Justicia y las salas las hagan los propios jueces de los territorios afectados. «El CGPJ se reservaría la competencia para convocar y organizar el proceso electoral y garantizar su correcto funcionamiento, así como acordar el nombramiento y ratificación del candidato propuesto tras la previa comprobación de integrar las exigencias reglamentarias», dice.
En cuanto a otros magistrados como los del Tribunal Supremo, Guilarte ofrece que se forme una comisión compuesta por vocales, magistrados del alto tribunal o un «especialista en la materia con nivel de cualificación similar a la de los magistrados del Supremo» y potenciar así el mérito y la capacidad en la composición del órgano que escribe la jurisprudencia en España.
«Frente a la relativa aleatoriedad en el nombramiento de magistrados del TS, efectuados por vocales que, a menudo, en función del orden jurisdiccional al que se han dedicado preferentemente, carecen de específica cualificación en las disciplinas que les resultan ajenas, es imprescindible objetivar los nombramientos de la cúpula jurisdiccional, lo cual exige que sea una comisión especializada la que valore el mérito y la capacidad de los aspirantes», justifica.