Ahora bien, si tal y como señalan los expertos el presidente no tiene capacidad de disolver las Cámaras y convocar elecciones hasta que no haya transcurrido el plazo de un año desde la anterior disolución, tal como establece el artículo 115.3 de la Constitución Española y su única decisión posible sería la de «anunciar» que disolverá las Cámaras dentro de unos meses (después de junio) ya me contaran ustedes a que viene esta autentica patochada, rabieta o si prefieren pataleta.
Es mas, en esa ultima circunstancia el Gobierno en su conjunto cesaría, tal y como se recoge en el artículo 101.1 de la Constitución española, y el Gobierno pasaría a estar en funciones, debiéndose proceder a una nueva investidura de acuerdo con el artículo 99 de la Carta Magna.
Ante esta situación, el Rey debe llamar a consultas a los grupos políticos y proponer un candidato a presidente. Si éste no obtuviera la confianza de la mayoría (más votos a favor que en contra) se tramitarían sucesivas propuestas.
Es decir, estamos ante un capricho del señorito que habita temporalmente La Moncloa que ha sufrido el llamado mal de La Moncloa en una nueva versión, la de creerse el rey sol del mundo mundial lo cual le permite decir eso de «necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor», y de esta manera tratar de convocar a sus huestes para que barran del mapa a todos los que no piensan como ellos, ya que por el hecho de no ser coincidentes son unos simples fachas que merecen ser eliminados para que el gran líder este tranquilo, su señora mucha mas y puedan hacer lo que les venga en gana, puesto que al menos sepamos nosotros esta «espantada» de la función presidencial durante unos días no está prevista ni en la Constitución ni en la Ley 50/1997 del Gobierno.