La medida adoptada por el gobernador del BoJ, Kazuo Ueda, y los suyos era esperada, y es que en su reunión de marzo el banco central nipón finalizó su política de tipos de interés negativos y elevó los tipos desde el -0,1% hasta esta horquilla del 0%-0,1%.
Entonces ya se dijo que ese incremento no implicaba que fuese a comenzar una etapa de subidas de tipos, como ha quedado patente en el encuentro de abril. En cualquier caso, el BoJ también ha dicho que continuará realizando compras de bonos de acuerdo con lo que anunció el mes pasado, cuando explicó que iría reduciendo gradualmente las compras. La decisión del BoJ se ha producido tras conocer la inflación de Tokio del mes de abril, que se considera como un indicador adelantado de las tendencias a nivel nacional. En concreto, la inflación general se desaceleró en la capital de Japón al 1,8%, frente al aumento del 2,6% en marzo.
Por su parte, la inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos frescos, llegó al 1,6%, por debajo del 2,4% del mes anterior y también inferior al 2,2% que pronosticaba el consenso de economistas. Y aunque el BoJ no ha hecho ningún comentario sobre el yen, lo cierto es que la divisa es la que más ha sufrido por su decisión este viernes, depreciándose todavía más en su cruce con el dólar. La caída de la moneda nipona parece no tener fin desde que el banco central puso fin a su política de tipos negativos el mes pasado, hasta el punto de que ha tocado un nuevo mínimo de 34 años al romper el nivel de 156 yenes por dólar.
Por otra parte, el Banco de Japón también ha publicado sus perspectivas para el segundo trimestre, elevando sus perspectivas de inflación para el año fiscal 2024. Ahora espera una inflación de entre el 2,5% y el 3%, frente a la horquilla de entre el 2,2% y el 2,5% de su previsión de enero. Tras ello, prevé que la inflación se desacelere a «alrededor del 2%» en los años fiscales 2025 y 2026, ha dicho.
Asimismo, el BoJ también ha reducido sus pronósticos de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para el año fiscal 2024 a un rango de entre el 0,7% y el 1%, por debajo de la predicción de enero de un crecimiento de entre el 1% y el 1,2%. En base a estas perspectivas, el banco central nipón ha explicado que, en el futuro, la conducción de su política monetaria dependerá de la evolución de las condiciones económicas y de los precios. Aunque las condiciones financieras acomodaticias se mantendrán «por el momento». Y eso a pesar de que las incertidumbres que rodean a la economía del país siguen siendo altas. No obstante, ha señalado, si sus pronósticos se cumplen y la inflación subyacente aumenta, entonces «ajustará el grado de acomodación monetaria».