«Usaremos todas las herramientas a nuestro alcance y haremos todo lo que sea necesario», ha dicho Lagarde de forma similar al «Lo que sea necesario (Whatever it takes)» pronunciado por Draghi, su predecesor en el cargo. Al margen de cuestiones de política monetaria, Lagarde ha asegurado que la pandemia ha afectado de forma particularmente negativa a las mujeres; desde el incremento de la violencia doméstica en todo el mundo, pasando por las mayores tasas de desempleo femenino, hasta el abandono escolar, que ha afectado a las niñas en mayor proporción que a sus pares masculinos. Lagarde, además, ha denunciado que haya pocas mujeres en posiciones de poder, tanto en la política como en las empresas: «Es frecuente que cuando las cosas se ponen feas, hay problemas, y te quedas sin opciones, el ‘establishment’ diga, ‘¿por qué no prueba una mujer? No tenemos nada que perder’?, ha comentado rememorando sus años como ministra gala de Economía.
La francesa ha defendido, citando diversos estudios e informes, que la inclusión de las mujeres en la vida pública resulta rentable para las entidades y sociedades que la practican. Asimismo, ha relatado que ella siempre ha intentado incluir a féminas en los procesos de toma de decisión haciéndose eco de las palabras de la ex secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, que dijo que «hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no apoyan a otras mujeres».
En cuanto a la guerra de Ucrania, Lagarde ha condenado la invasión por parte de Rusia como «horrible» e «injustificada» y ha loado la valentía del pueblo ucraniano. «[El conflicto] Le ha dado a los ucranianos la fuerza y resiliencia que nadie pensaba que tenían, quizás, ni ellos mismos eran conscientes de ello», ha resumido.