Con solo ocho mesas, separadas entre sí para que los comensales tengan privacidad, resulta un espacio idóneo tanto para encuentros románticos como para almuerzos de trabajo o comidas de grupo. El jardincito de esta antigua lechería de Chamartín, remodelado con exquisito gusto, vuelve a ser un rincón perfecto para los amantes de las mejores terrazas de Madrid —es uno de los pocos franceses que cuenta con una, de hecho—. Y, por supuesto, de los vinos galos más singulares y con mejores precios, la especialidad del fundador y jefe de sala del espacio, Sébastien Leparoux.
Para estos meses más cálidos, el chef del espacio, Gustavo
Valbuena, ha introducido en el menú platos más frescos y originales, muchos de ellos revisiones de clásicos del país vecino. Es el caso de la merluza Lorraine, inspirada en la receta tradicional de la quiche de Lorena; la raya a la meunière, un exquisito pilpil de este pez con su gelatina aromatizado con cítricos y alcaparras; o los callos a la normanda, una receta de la zona del noroeste francés con verduras y calvados, y que Valbuena adapta al paladar con
ingredientes tan especiales como la manzana osmotizada.
Indispensable su nuevo arroz, un cereal minoritario en la
cocina del país vecino que cuenta con un mayor
predicamento en su zona sur. El arroz Nantua de Lafayette es muy original, ya que en lugar de usar en su elaboración cangrejos de río, el chef emplea quisquillas.
El brunch que acaba de lanzar Lafayette, disponible los domingos de 11.30 a 13.30 h, también se sirve en su deliciosa terraza, aunque, por supuesto, puede reservarse en el interior del local,
también muy conocido por su especial atmósfera. Por 35 euros por personas, tiene tres pasos y una relación calidad-precio insuperable. Arranca con una generosa selección de entrantes: gazpacho de remolacha con virutas de queso Comté, un croissant relleno de salmón ahumado y aguacate con aliño de mostaza, una brocheta de piña y frambuesa con menta y chocolate, un bol de yogur con fresas en almíbar y una selección de quesos galos. A continuación, un plato principal: los huevos benedict, con su salsa holandesa; una crepe de ratatouille, plena de sabor; la hamburguesa
Lafayette, un best seller, o un Croque Monsieur con confit de pato trufado (este plato, con un suplemento de 8 euros). Para acabar comme il faut, se escoge entre dos postres: una minimilhoja de créme brûlée o un minisablé de limón con tejas de merengue. El brunch de Lafayette incluye café o infusión y zumo de naranja natural.