Esta resolución ha llegado casi tres años después del anuncio oficial de la competición. La jueza Sofía Gil García ha tenido en cuenta el dictamen vinculante emitido el pasado mes de diciembre por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. La UEFA, que postula que la Superliga va contra el modelo europeo del deporte, defendió que la modificación de su normativa, en junio de 2022, para la preautorización de nuevas competiciones, cumple con todas las regulaciones europeas pertinentes.
La vista oral comenzó con unas declaraciones del representante de la Superliga, que defendió el proyecto y su derecho a existir. Aportó documentos como el certificado del libro de accionistas de la Superliga o el comunicado remitido por la Juventus a las autoridades del mercado de valores. También se han referido a los perjuicios «incuantificables» sufridos durante estos tres años, por no haber podido ejercer su actividad económica, al haberles cerrado la entrada a un mercado en el que el TJUE ha declarado que debe existir competencia. El representante de A22 no hizo declaraciones y se limitó a unirse a lo comunicado por su antecesor.
Posteriormente tuvo lugar la defensa de la UEFA, que ha informado que cree que el proyecto de la Superliga está abandonado, apoyado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. El perito valoró que la liga española tiene mucha competitividad, que es una de las ligas europeas con menos diferencia entre primer y segundo clasificado y que, por tanto, la creación de la Superliga afectaría a la competitividad pues habría equipos que no tendrían que ganarse el derecho a participar en la máxima categoría europea.
Esta vista venía precedida de la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (vinculante para el juzgado español) que estableció que FIFA y UEFA abusaron de posición dominante, ya que sus normas que supeditan la creación de una nueva competición a su autorización «no están sujetas a ningún criterio que garantice su carácter transparente, objetivo, no discriminatorio y proporcionado». Este fallo, celebrado con enorme satisfacción por los promotores de la Superliga, tuvo una lectura diferente por parte del máximo organismo futbolístico europeo: «Esto no significa un respaldo o validación de dicho proyecto».
Y es que, posteriormente, tuvo lugar la declaración implícitamente contraria a la Superliga firmada, a propuesta de Francia en el marco del Consejo de la Unión Europea, por todos los países de la Unión…menos España, que se negó al afirmar que estaba pendiente este juicio y que, a tenor de esa sentencia, se pronunciaría posteriormente.
Horas después de la resolución del TJUE numerosos clubes de toda Europa se desmarcaron del proyecto, afirmando que iba contra sus valores de competición abierta y que no querían sumarse a la causa. Tan solo el Barcelona y Real Madrid, los dos grandes promotores de la causa, y el Nápoles, apostaron por comunicar que estaban a favor de la medida y que querrían participar en esa nueva competición. Ayer mismo la Superliga sufrió un pequeño golpe cuando las autoridades europeas dieron la razón a los clubes daneses, impidiendo registrar el nombre de Superliga ya que es la denominación de la competición liguera danesa.
Ahora queda por ver cuáles serán los siguientes pasos de la Superliga, qué clubes se suman al proyecto y cómo queda todo este proyecto que quiere revolucionar, no ya la principal competición europea de clubes, sino el modelo del fútbol tal y como lo conocemos.