Aunque la pandemia dejó retos importantes, y en un contexto de subidas de los tipos de interés, las entidades están realizando una gestión proactiva de la morosidad y, lejos de aumentar, se ha mantenido alrededor del 3,5% desde 2022. De hecho, el volumen de préstamos morosos descendió desde 52.224 millones de euros en 2020 hasta 38.768 millones en 2023. La principal razón es que la variación de salidas desde préstamos morosos hasta fallidos (entre 10% y 12% de aumento medio anual en ese período) y las entradas en morosidad han sido, en gran parte, compensadas por las salidas de morosos a normal (recuperaciones de crédito) o a vigilancia especial.
Las importantes transformaciones estructurales que ha sufrido y sufrirá el sector bancario español centran uno de los artículos incluidos en el último número de Cuadernos de Información Económica, publicación editada por Funcas y que cumple 300 volúmenes. Santiago Carbó y Francisco Rodríguez explican que hoy día las entidades siguen teniendo que lidiar con el difícil equilibrio entre mantener niveles de rentabilidad con la presión regulatoria para preservar y elevar los niveles de solvencia.
El otro gran desafío es la adaptación del negocio hacia un modelo tecnológico orientado hacia el servicio como una plataforma, en un entorno competitivo que estará condicionado por una mayor concentración y que no será necesariamente óbice para un aumento de la competencia, ya que el modelo de plataformas erosiona la importancia de la distancia en el servicio bancario y abre el mercado a la participación de más operadores. La idea es que las entidades puedan ganar una escala de operaciones suficientemente grande como para poder rentabilizar la plataforma y mantener la competitividad. Todo ello, sin perder su valor distintivo como negocio “relacional”, donde el cliente percibe una cierta identificación con su entidad, algo que antes se daba en la oficina bancaria y ahora debe producirse, cada vez más, en la plataforma tecnológica.
El contexto actual de “normalización” financiera está teniendo efectos no solo en las entidades bancarias sino también en hogares, empresas, bancos centrales y gobiernos, como relatan otros artículos incluidos en la revista. Maudos señala que, si en 2008 una familia española destinaba de media el 7,5% de su renta bruta disponible a pagar interés, en 2022 el porcentaje fue solo del 1,8%. Y si en 2008 esa carga era mayor en las familias españolas que en las europeas (7,5% vs 5,2%), desde 2013 es menor. Al igual que ocurre con las empresas, la tendencia a la baja se ha truncado en 2022 ya que con la intensa subida de tipos de interés, en 2023 las familias españolas han destinado el 2,6% de su renta a pagar intereses. También señala el autor que de 2022 a 2023 las empresas españolas han duplicado los intereses pagados de la deuda (hasta algo más de 40.000 millones de euros), siendo el aumento del 66% en el caso de las familias (hasta algo más de 24.000 millones de euros). Por tanto, en un año, el sector privado español ha visto aumentar sus costes financieros en 29.600 millones de euros (un 85%), hasta situarse en 64.400 millones de euros.
Gambau y González explican cómo la pandemia y la crisis de inflación han afectado el acceso a la financiación para las pymes en España entre 2019 y 2023. En un contexto de transición del modelo productivo, la mejora generalizada de la solvencia financiera de las pymes -tras el estallido de la pandemia el número de pymes financieramente viables se desplomó desde el 80% en 2019 hasta el 32% en 2020 y se recuperó hasta el 70% un año después- ha venido acompañada de un aumento de las necesidades de financiación de estas desde el 34,8% en 2019 al 54% tras la pandemia. Estas mayores necesidades de financiación se han traducido en un aumento tanto de la demanda de financiación bancaria como de otras alternativas de financiación como el capital. Sin embargo, las restricciones en la oferta de crédito, el aumento de los tipos de interés y la elevada incertidumbre han ampliado el gap de financiación. Los autores destacan los instrumentos financieros públicos reembolsables como una herramienta crucial para apoyar a las pymes en este contexto de incertidumbre.
Fernández también aporta una visión sobre la situación económico-financiera del sector privado y aborda el aumento significativo de las rentas de los hogares en España durante 2023, impulsado por el empleo, los salarios y las prestaciones sociales. Así, la subida de los tipos de interés ha sido absorbida con relativa facilidad, en términos generales, por las familias españolas, lo que, por otra parte, se refleja en la estabilidad de la tasa de mora, que apenas ha subido dos décimas, hasta el 2,6% al final de 2023, el nivel más bajo en 12 años. Las empresas, en cambio, experimentaron un crecimiento más moderado en su renta empresarial y una tendencia a destinar sus excedentes financieros al pago de deuda, prolongando su escaso interés por invertir