El organismo multilateral asegura que el crecimiento de la economía española se verá «impulsado principalmente por un mayor crecimiento de la demanda interna». En este sentido, espera «que el consumo privado se fortalezca a medida que la tasa de ahorro de los hogares se normalice gradualmente y los ingresos salariales reales sigan aumentando de manera sostenida». Al mismo tiempo, considera que «la inversión privada se beneficiará de la flexibilización de las condiciones financieras y del desembolso continuo de subvenciones Next Generation EU (NGEU)».
En lo que respecta a los precios, pronostica que tanto la inflación general como la subyacente «disminuirán aún más a lo largo de 2024-25, acercándose al objetivo del 2% del BCE antes de mediados de 2025».
«La inflación general ha caído significativamente desde su máximo de 2022 y la inflación subyacente también ha seguido una tendencia a la baja, apuntalada por el continuo traspaso de la desinflación energética a los precios de los alimentos procesados y los bienes industriales no energéticos. A pesar de un mercado laboral ajustado, las presiones salariales se han mantenido contenidas, en parte debido a la prevalencia limitada de cláusulas formales de indexación y la orientación proporcionada por el acuerdo salarial nacional alcanzado en mayo de 2023», detalla. Asimismo, destaca que «la incertidumbre en torno a las perspectivas se ha vuelto más equilibrada, pero los riesgos siguen inclinados a la baja para el crecimiento y al alza para la inflación».
«Los riesgos para el crecimiento incluyen la fragmentación política interna, la posible subejecución de los fondos NGEU, una desaceleración global y la fragmentación geoeconómica. Los riesgos para la inflación incluyen un posible repunte de los precios mundiales de la energía y aumentos más rápidos de lo esperado en los costos laborales unitarios», explica.
Además de sus proyecciones económicas, el FMI ha evaluado las últimas medidas tomadas en el país y ha realizado una serie de recomendaciones. En este sentido, ha solicitado «esfuerzos continuos para sostener la estabilidad macroeconómica y abordar los desafíos estructurales de España para fomentar la convergencia de los niveles de vida del país hacia sus pares de mayores ingresos». Además, los responsables del organismo han hecho hincapié en que «en los próximos años será necesaria una consolidación fiscal sostenida y favorable al crecimiento, integrada en un plan fiscal explícito de mediano plazo centrado en reducir las ineficiencias tributarias y ampliar la base impositiva, para reconstruir las reservas fiscales y mantener la deuda en una trayectoria descendente». «Los directores enfatizaron la necesidad de garantizar que los impuestos sobre las ganancias inesperadas a los bancos y las empresas de energía, si se hacen permanentes, estén diseñados apropiadamente para minimizar posibles distorsiones. También destacaron la importancia de adoptar un conjunto equilibrado de medidas necesarias para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones», asegura el FMI.
Otra de sus recomendaciones es la de «aumentar las reservas de capital de los bancos para respaldar la resiliencia del sistema bancario y preservar la concesión de crédito en caso de ‘shocks’ adversos graves». Desde el organismo «acogieron con agrado la intención del Banco de España de aumentar el colchón de capital anticíclico neutral».