La subida de la tasa general de inflación se debió fundamentalmente a un efecto escalón en los productos energéticos, que, aunque bajaron de precio un 0,3%, su tasa interanual subió con fuerza hasta el 8% –tres puntos más que el mes anterior– frente a la bajada de precios del 3% registrada hace un año. También persisten las tensiones en los servicios, en particular en los ligados al turismo. Este grupo sigue concentrando fuertes presiones inflacionistas, mientras que los alimentos y los bienes se encuentran claramente a la baja.
En cuanto a las previsiones para el resto del año, la tasa general va a presentar fuertes altibajos por los importantes efectos escalón en los productos energéticos –que algunos meses serán al alza y otros a la baja–, derivados de la elevada volatilidad el año pasado. También influirá la decisión de prolongar o no la rebaja del IVA de los alimentos. Las previsiones contenidas en este ejercicio parten del supuesto de que dichas rebajas terminan el 30 de junio. De prolongarse, la tasa de inflación a partir de ese mes sería en torno a tres décimas menor de lo aquí contemplado.
La tasa media de inflación prevista para 2024 se ha revisado al alza una décima, hasta el 3,3%, debido a que las tensiones inflacionistas en los servicios son más persistentes de lo esperado. También sube ligeramente la tasa media esperada para la inflación subyacente hasta el 3,2%. Para 2025 se mantienen las previsiones en el 2,3% de media anual para ambas tasas.