Solo el 34% de las empresas españolas ha creado comités de riesgos comerciales que permiten la revisión, aprobación y recomendación de límites en la exposición al riesgo para controlar de forma sistemática y transversal la evolución de la cartera de clientes. El dato, obtenido a partir de la consulta a cerca de 700 gestores de empresa, muestra claras diferencias con la anterior crisis económica: en 2012 este indicador alcanzó su máximo histórico, cuando un 58% de las empresas estructuró estos órganos formales. Un 32% de las empresas no tiene integrado el uso de criterios de solvencia en la selección de clientes, un 53% tampoco cuenta con ningún manual interno que defina la política de riesgos comerciales y en un 10% de los casos no hay ningún departamento encargado de su gestión. La dirección general mantiene una influencia relevante en la definición de la política de riesgos comerciales desde que se produjo la pandemia. De acuerdo con el Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, el primer ejecutivo del 65% de las empresas está directamente involucrado en la gestión del riesgo de crédito, uno de los porcentajes más elevados de la serie histórica.
Frente a este crecimiento del papel del primer ejecutivo como último decisor, la existencia de unidades de riesgos sigue registrando valores mínimos: solo el 22% de las empresas cuenta con áreas especializadas en la gestión del riesgo de crédito comercial. A diferencia de la crisis económica de hace una década, no se está registrando un incremento en la creación de estos departamentos específicos para gestionar la morosidad de la cartera de clientes. El peso de la gestión técnica de la política de riesgos comerciales sigue recayendo, como una tarea más, en los departamentos financieros (63% de las empresas), en ocasiones en coordinación con las direcciones comerciales (38% de las empresas) que gestionan directamente la cartera de clientes y la búsqueda de ventas en el mercado potencial.