Pese a la senda descendente que la deuda de España ha sido capaz de dibujar en los últimos años, la Comisión Europea tiene serias dudas de que tal tendencia se mantenga y advierte de que superará niveles del 110% en 2034. En su análisis por país, presentado en junio, el Ejecutivo comunitario avisa a España de los riesgos para «la sostenibilidad fiscal a medio plazo son elevados». Sus cálculos proyectan que los niveles de deuda que descenderán ligeramente para posteriormente experimentar un repunte, «alcanzando en torno al 113% del PIB en 2034».El alza en los niveles de deuda responde, en parte, al déficit estructural primario que se situará en el 0,8% en 2024, excluyendo el gasto de las pensiones. En este marco, Bruselas considera que el Gobierno «tiene margen para tomar acciones correctivas».
El análisis apunta que el gasto relacionado con las pensiones aumentará y tendrá un impacto en las finanzas públicas. Al mismo tiempo, la proyección se beneficia de un efecto de bola de nieve (aunque decreciente) hasta 2034, al que contribuyen los fondos del Plan de Recuperación. El Ejecutivo comunitario espera que las necesidades de financiación públicas aumenten durante el periodo, alcanzando el 21,5% del PIB en 2034.
En todas las estimaciones de la Comisión Europea, España supera los niveles de deuda actuales. Las previsiones estocásticas apuntan el alto riesgo de que la deuda aumente en los próximos cinco años. Las simulaciones indican «que la ratio de deuda será más elevada en 2028 que en 2023», dados los altos niveles de deuda iniciales.
El análisis del Ejecutivo comunitario apunta a riesgos adicionales, como el efecto que los altos tipos de interés puede tener en la deuda. Entre los factores de mitigación del riesgo señala a la madurez de la deuda en los últimos años, unos recursos financieros relativamente estables y una base de inversión estable y diversificada. Además, la Comisión Europea sugiere que si se implementa la cláusula de cierre introducida en 2023 en la reforma de las pensiones podría contribuir a resolver ciertas lagunas de sostenibilidad fiscal relacionadas con el gasto en pensiones. Además, considera necesario implementar medidas para mejorar la eficiencia fiscal del sistema sanitario español, pese a las contribuciones que supone para éste el Plan de Recuperación.
El Ejecutivo comunitario ha sugerido que una senda fiscal creíble en España implica consolidación y medidas de apoyo. Los altos niveles de deuda continúan siendo un desafío para las finanzas públicas a medio plazo por lo que adoptar una estrategia de consolidación adecuada es «una prioridad» para alcanzar una posición fiscal prudente y reducir los altos niveles de deuda.
«El crecimiento de los ingresos fiscales en los últimos años han sido temporales hasta cierto punto», considera Bruselas. Sin medidas que aseguren una consolidación fiscal, la moderación en los ingresos fiscales hará más difícil reducir los niveles de déficit en el futuro. Considera, en este cómputo, combinar reformas e inversiones para conseguir un ajuste fiscal gradual, en el marco de las nuevas reglas fiscales que, si bien se empezarán a implementar plenamente en 2025, tienen este ejercicio como antesala que fijará los planes de ajuste para los próximos cuatro años. «Con la nueva gobernanza económica en la UE, España deberá desarrollar un plan fiscal estructural a medio plazo para reducir el déficit y rebajar la deuda pública».
Además, Bruselas cree que adoptar medidas de sostenibilidad fiscal se ha vuelto «más urgente» dado el envejecimiento de la población. La evolución demográfica llevará a un «alza significativa del gasto público». Además, la reforma fiscal puede ser una parte central de la estrategia de consolidación.