En concreto, su consejo regulador acordó la creación de un ‘fondo de vino’ (o ‘Provisión de Garantía Cualitativa’) para paliar la merma de producción y servir eventualmente de vino base para la elaboración de cava durante la campaña 2024. Una suerte de reserva que se nutrirá, entre otra fuentes, de uvas de viñedos provenientes de parcelas de la zona no inscritas en la Denominación hasta en un 15% de la producción de cada bodega. Todas estas medidas fueron avaladas este martes por el Consejo de Ministros, en una disposición transitoria, dentro del real decreto que modifica la regulación de los títulos profesionales del sector pesquero.
Desde la DO Cava se viene subrayando la temporalidad de todas estas medidas y su validez solo para la campaña de este año, así como la garantía de que desde el consejo regulador se vigilará de cerca que se cumplan las exigencias establecidas por la Denominación para toda la cadena de valor. Desde la bodega más afectada por la falta de uva, Freixenet, han declinado hacer comentarios a ‘La Información’, aunque entre los bodegueros consultados existe una moderada satisfacción con las decisiones adoptadas y un deseo de que estas sean suficientes.
En la última memoria económica de la DO CAVA se estima una producción de 253,8 millones de botellas durante 2023, esto es un 0,33% menos que el ejercicio anterior. Mientras que las ventas totales alcanzaron los 251,8 millones de botellas, suponiendo un ascenso del 1,09% en comparación con el año anterior. El 68% de la producción se exportó más allá de nuestras fronteras, con Alemania como el principal país consumidor seguido de Bélgica, Estados Unidos y Reino Unido.
En paralelo, las ventas en el mercado interior fueron de 80,93 millones de botellas, un 4,02% más en 2023 respecto a 2022. Solo en los cuatro primeros meses de este año, según el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv), las ventas al exterior de cava (34 millones de litros y 114,8 millones de euros) supusieron las tres cuartas partes de las exportaciones de vinos espumosos españoles, aunque mermaron ligeramente en volumen (2,4 millones de litros menos).
«Estamos hablando de que alguna gran casa está estimando que le faltarían para 2025-2026 hasta 100 millones de botellas. Lo que es un verdadero problema, cuando tienes un mercado y no puedes atenderlo», apunta por su parte el director general de la Federación Español del Vino (FEV), José Luis Benítez. El representante de los bodegueros matiza que, tras «cuatro años de prolongada sequía» en zonas productoras de Cataluña, las fuertes lluvias de la pasada primavera pueden suponer un punto y aparte. «Una reflexión que debemos tener a nivel nacional, no solo la FEV, es el tener capacidad de reacción más flexible a fenómenos meteorológicos derivados del cambio climático, e incluso, a temas comerciales», apunta Benítez. A su juicio no hay que confundir la necesidad de «conservar la imgan y el origen con no escuchar al consumidor».