Este ajuste se debe al crecimiento del primer trimestre (0,8%), impulsado por el consumo privado, la inversión y las exportaciones, especialmente el turismo. Sin embargo, advierten de factores que podrían afectar negativamente, como tensiones geopolíticas y problemas internos como el alto endeudamiento, la tasa de paro y la dependencia del turismo.
Igualmente, se debe al buen comportamiento del consumo privado, la recuperación de la inversión tras dos trimestres negativos y la mejora en las exportaciones, que aumentaron un 3,3% en el trimestre frente al 2,8% del trimestre anterior. La demanda externa aportó 0,5 décimas al crecimiento trimestral, mientras que la demanda nacional contribuyó con 0,3 décimas.
Con el crecimiento económico mayor de lo esperado y la mejora de las previsiones para el segundo y tercer trimestre, el CGE anticipa un aumento de los ingresos fiscales. De enero a mayo, los ingresos fiscales han ascendido a 109.000 millones de euros, un 8,2% más que en el mismo periodo del año anterior, según la Agencia Tributaria. La recuperación de las reglas fiscales y el compromiso de España de mantener un déficit del 3% hacen que el control del déficit sea crucial. Sin embargo, factores como los compromisos para compensar la inflación, el incremento del coste de la deuda y el déficit de la Seguridad Social podrían dificultar este objetivo, estimando un déficit del 3,2% para fin de año.
En cuanto al empleo, el CGE prevé una reducción de la tasa de paro al 11,2%, dos décimas menos que la estimación anterior. También se espera un aumento de los ingresos fiscales debido al mayor crecimiento económico y la mejora de previsiones para el resto del año. Aunque se busca mantener un déficit del 3%, factores como el coste de la deuda y el déficit de la Seguridad Social podrían dificultar este objetivo, situando el déficit en torno al 3,2%. Finalmente, se estima que la deuda pública alcanzará el 106% del PIB a final de año, seis décimas menos que la previsión anterior.