Credit Suisse está clasificado como «una entidad financiera de importancia sistémica», bajo las reglas bancarias internacionales creadas después del colapso de Lehman Brothers. Tales designaciones requieren que el banco mantenga una reserva de capital adicional más elevada, que en su caso concreto es del 1%; similar, por ejemplo, a la que se le solicita a la única entidad española clasificada como sistémica, que es el Banco Santander. Solo otro banco con este pasaporte -el UBS- está clasificado en el mismo rango.
Este fin de semana, EEUU optó por la segunda alternativa en su programa para sostener al SVB. La primera economía del mundo se comprometió a que todos los clientes del banco, independientemente de los importes invertidos, podrían recuperar todas sus posiciones. El mensaje del presidente Joe Biden, no obstante, fue tajante y descartó apoyar al banco más allá; es decir, dejó solos tanto a los bonistas como a los accionistas del Banco de Silicon Valley. Aplicar este modelo, en el caso de Credit Suisse, podría ser más difícil, por la fuerte presencia del banco en mercados globales y por la no cobertura de los tenedores de deuda senior.
Según avanza el Financial Times, la entidad habría solicitado al Banco Nacional de Suiza una muestra pública de apoyo, algo que dos de las personas consultadas indicaron que el banco también pidió a Finma, el regulador financiero de Suiza. No obstante, ninguna de las dos entidades suizas han intervenido de forma pública.
En esta línea, la primera ministra francesa, Elisabeth Borne, durante su discurso en el Senado francés, ha expuesto que las dificultades del banco suizo ya se conocen desde hace mucho tiempo. Además, ha añadido que al no formar parte de la zona euro, no está sujeto a la regulación bancaria europea.