Así lo muestra el índice PMI del sector manufacturero español, que disminuyó de 52,3 registrado en junio a 51 en julio, registrando la lectura más baja en la actual secuencia de seis meses de crecimiento. «Por lo tanto, el índice fue consistente con una expansión modesta y más lenta de la economía manufacturera española», señalan en Hamburg Commercial Bank.
En detalle, la producción manufacturera volvió a aumentar en julio, pero en menor medida. El crecimiento fue modesto en general y el más lento desde febrero, hecho relacionado con una pequeña caída en la entrada de nuevos pedidos, la primera registrada desde enero pasado.
Aunque la demanda de productos siguió siendo positiva, especialmente procedente del extranjero, donde los pedidos aumentaron modestamente y por quinto mes consecutivo, los encuestados informaron que las condiciones del mercado se habían vuelto menos favorables. Estas tendencias afectaron la actividad de compra, que cayó marginalmente por primera vez desde enero.
Entre tanto, las empresas estuvieron dispuestas a utilizar los stocks de insumos existentes en la producción, reduciendo sus inventarios de compras por segundo mes consecutivo y al ritmo más fuerte desde marzo. A pesar de la caída de la demanda, los plazos medios de entrega de los insumos siguieron empeorando. Dicho alargamiento estuvo en concordancia con la tendencia desde hace más de un año, aunque el último deterioro siguió siendo marcado. Las empresas continuaron informando de niveles bajos de existencias en las unidades de los proveedores y continuos retrasos en los transportes por el mar Rojo y el Canal de Suez. «La demanda en general registró un ligero declive en julio, por primera vez este año, y la demanda externa también está perdiendo algo de impulso. Esta tendencia está afectando a la actividad de compras, que está disminuyendo por primera vez desde enero pasado. Las empresas ahora se están centrando en utilizar los recursos existentes en la producción y reducir ligeramente sus inventarios de compras», comentan en Hamburg Commercial Bank.
Mientras tanto, los costes de los insumos continuaron aumentando. La tasa de inflación fue marcada, aunque fue mucho más débil que la máxima de diecinueve meses registrada en junio. Los encuestados señalaron que los costes aumentaron en general debido al incremento de los precios del transporte y de los metales. En respuesta, se aumentaron los precios de venta, cuya tasa de inflación fue sólida y la más alta desde febrero de 2023.
«Los elevados precios de los insumos siguen siendo un problema para las empresas manufactureras españolas. Como en el mes anterior, los encuestados mencionaron los elevados precios de las materias primas, en particular los metales, así como el transporte. No obstante, el impulso se ha debilitado ligeramente en comparación con el mes anterior. Las empresas están logrando cada vez más repercutir los precios de los insumos a los consumidores», añaden.
Por su parte, el optimismo en las perspectivas se mantuvo, aunque disminuyó hasta el nivel más bajo en lo que va de año. Como reflejo de las proyecciones positivas para los próximos meses, las empresas aumentaron sus inventarios de productos terminados al nivel más pronunciado desde septiembre de 2022.
Los fabricantes también mantuvieron la suficiente confianza en el futuro como para aumentar sus niveles de personal nuevamente en julio, aunque al ritmo más lento desde febrero. Dicha ralentización del crecimiento se produjo a pesar de una nueva acumulación de los pedidos pendientes de realización, que aumentaron por sexto mes consecutivo. «Es alentador observar que las empresas siguen contratando personal nuevo. No obstante, esta información debe tomarse con cautela, ya que el ritmo de contratación está disminuyendo de manera constante, en concordancia con la tendencia a la baja en general. La desaceleración del ritmo de crecimiento es generalizada y se extiende a todos los subsectores, lo que coincide con las expectativas, que han caído al nivel más bajo del año y por debajo de la media histórica», dicen.