En 2022, las pérdidas económicas provocadas por fenómenos meteorológicos extremos vinculados con la crisis climática alcanzaron los 18.700 millones de euros, lo que representa el 0,08% del PIB de Europa. De esa cantidad, casi la mitad, un 44,2% (equivalente a 8.200 millones de euros), no contaba con cobertura de seguros,
Y es que el calor extremo no solo afecta la salud de los trabajadores, sino que también tiene repercusiones económicas profundas. Las pérdidas económicas derivadas de lesiones relacionadas con el calor y de los gastos médicos asociados ascienden a cifras alarmantes a nivel global. Se calcula que mejorar las medidas de seguridad y sanitarias en los lugares de trabajo podría generar ahorros significativos. La implementación de políticas y prácticas más rigurosas podría reducir en hasta 361.000 millones de dólares los costes mundiales relacionados con estos incidentes.
Por otra parte, cada año, unas 19.000 personas pierden la vida a causa del estrés térmico asociado con jornadas laborales en condiciones de calor extremo, según recuerda la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La OIT califica este fenómeno como un «asesino invisible» que se vuelve más letal a medida que el calentamiento global avanza, destacando la urgente necesidad de reforzar las medidas de protección para los trabajadores en todo el mundo.
Y es que la temperatura promedio global de 2023 alcanzó niveles récord, situándose 0,82°C por encima del promedio registrado entre 1991 y 2020, y 1,39°C por encima del promedio de 1961 a 1990, según la Organización Meteorológica Mundial. Este incremento de las temperaturas ha desencadenado una intensificación de eventos climáticos extremos, como huracanes, inundaciones, sequías, incendios forestales y olas de calor, que impactan directamente en las condiciones laborales.
El nuevo informe de la OIT subraya que regiones históricamente no acostumbradas al calor extremo, como Europa, están ahora enfrentando mayores riesgos. Un estudio de 2019 proyecta que, para 2030, América Latina podría perder hasta 2,5 millones de empleos debido al estrés térmico, especialmente en sectores como la agricultura y la construcción. Esta cifra podría ser aún mayor cuando se consideran otros factores vinculados al cambio climático, como la radiación ultravioleta, los eventos climáticos extremos, la contaminación del aire y enfermedades relacionadas.
El estudio The Lancet Countdown 2024 destaca un alarmante incremento en las muertes relacionadas con el calor en Europa durante las últimas dos décadas, con un aumento del 9% en las muertes atribuibles al calor. Los días de ola de calor han subido un notable 41%, exacerbando el impacto sobre la salud pública. En particular, España lidera en este incremento, y las mujeres sufren desproporcionadamente, con una tasa de mortalidad asociada al calor que es 1,5 veces superior a la de los hombres. El análisis comparativo entre los periodos 2003-2012 y 2013-2022 revela un aumento significativo en las muertes por calor, que pasaron de 50,8 a 68 por cada 100.000 habitantes. El sur de Europa enfrenta una situación aún más grave, con un incremento del 11% en comparación con el 9% registrado en el resto del continente. Esta tendencia subraya el creciente desafío del calentamiento global y sus severas repercusiones en la salud pública.
Un estudio reciente sugiere que un aumento anual de la temperatura de 1°C podría reducir los salarios en un 1% debido a la pérdida de horas de trabajo, afectando principalmente a los jóvenes y a los trabajadores informales. La OIT también destaca que en Sudamérica, América Central y el Caribe, la exposición al calor excesivo podría llevar a la pérdida de hasta el 0,6% de las horas de trabajo para 2030, lo que equivaldría a 2,9 millones de empleos a tiempo completo, con un notable impacto en el sector agrícola.