Y es que esta opción política de unos pocos catalanes se ha convertido en una droga para el habitante de La Moncloa, que sabe que de no hacer lo que le digan saldrá del palacete madrileño con su cama por delante y sin solución de continuidad.
Así que tertulias y tertulias analizan de la mano de los expertos que no están de veraneo la posible detención, como y cuando se produciría, que sucedería tras la detención, etc.
Por si todo eso fuera poico, sus chicos los junteros aprietan las clavijas y su secretario general de Turull, ha advertido que si el expresidente catalán Puigdemont es detenido en su regreso a Cataluña, Junts deberá «replantearse» el acuerdo que firmó con el PSOE y que hizo posible la investidura de Pedro Sánchez
En declaraciones a TV3, Turull ha denunciado que el acuerdo entre ERC y PSC para la investidura de Illa supone «un cambio de relato» en cuanto a la «resolución del conflicto político» entre Cataluña y el Estado.»No es el que nosotros acordamos con el PSOE», ha subrayado. Así que «si las condiciones han cambiado y este acuerdo no es posible, el acuerdo no puede continuar de ninguna de las maneras», aunque ha puntualizado que Junts todavía no ha tomado la decisión de desligarse de la mayoría que da apoyo al Gobierno de Sánchez, sino que actuará «en consecuencia» según los acontecimientos.
En definitiva, el problema es que el postureo político ha sustituido al trabajo callado y eficaz de cualquier político honesto y tod ose circunscribe al espectáculo ante propios y extraños, como si la política hubiese dejado de ser ese arte del que escribían Platón y Aristóteles para que sus conciudadanos y las generaciones futuras no perdiesen de vista el objetivo final de cualquier gobierno que no es otro que el bien y la felicidad delos conciudadanos y no el mangoneo continuo y permanente de los que se dedican a este ya burdo y cutre oficio.