Esto ha causado críticas e indignación en los partidos políticos y también entre los sindicatos policiales, que no se explican cómo los Mossos d’Esquadra no procedieron a su arresto durante su aparición en el centro de Barcelona, donde incluso llegó a dar un discurso en un escenario ante los simpatizantes y en medio de un gran dispositivo preparado por la policía autonómica. Ni el Ministerio del Interior ni Moncloa se pronuncian al respecto, mientras crecen las sospechas y las críticas por un eventual pacto previo entre algunos mossos y Puigdemont para permitirle dar el discurso antes de entregarse y que el líder de Junts habría roto al huir del lugar.
Puigdemont apareció en el Paseo de Luís Companys de Barcelona, concretamente en el Arco de Triunfo donde una gran masa de simpatizantes le esperaban para escuchar un discurso que duró 26 segundos, en los que no hubo ningún movimiento policial para proceder a su detención. Tras ello, el expresidente, acompañado por su abogado, Boye, se bajó del escenario y, desde ese momento, no se sabe nada de su paradero, salvo que atravesó una calle cercana al lugar donde pronunció el discurso, donde fue visto por un periodista.
Según algunos medios, como Catalunya Ràdio, había un acuerdo previo entre los Mossos y la comitiva de Junts, por el que la policía permitiría el discurso de Puigdemont si se entregaba al terminarlo. Pero el expresidente habría roto el acuerdo para evitar la detención. Los Mossos han negado cualquier tipo de «acuerdo o conversación previa» con el entorno del expresidente Carles Puigdemont en relación con su detención y han aducido que su prioridad era garantizar la seguridad del pleno de investidura.
Tras ello, los Mossos activaron la llamada operación Jaula, con controles en varias vías de salida de Barcelona. Se pusieron en marcha los operativos de la región de Barcelona y del sur del área metropolitana. Lo único que saben las autoridades es que se desplaza en un coche, del que conocen el modelo, el color y la matrícula. Momentos más tarde se conoció que el mosso dueño del coche en el que ha huido Puigdemont ha sido detenido. La presidenta de Junts, Laura Borràs, ha salido en defensa de este agente, que ha calificado de «patriota» y «mosso ejemplar».
Con todo, durante la mañana se establecieron grandes controles en las principales carreteras y autovías de Barcelona en las que aparecen agentes parando a vehículos e incluso revisando maleteros y levantando las viseras de los cascos a motoristas. Esto provocó retenciones y la desactivación de la operación Jaula por unas horas, que finalmente se acabó reactivando sin todavía haber localizado a Puigdemont.
El sindicato de Policía Nacional Jupol ha reprochado al Ministerio del Interior que cometa «los mismos errores» que en la gestión del referéndum ilegal de 2017 al confiar a los Mossos la detención de Puigdemont. A su juicio, el expresidente catalán ha accedido entre la multitud gracias a la policía autonómica, que ejerce como «escolta» de los cargos de Junts. «No solo no le han detenido, sino que le han abierto pasillo y le han protegido», señala Jupol en un mensaje en la red social X. Desde el sindicato Jusapol, que engloba a la Guardia Civil, también han cuestionado la actuación de los Mossos, a quienes les han reprochado ser la policía mejor pagada en el Estado, pero «incapaces de hacer su trabajo». «Marlaska les sigue agasajando con millones de euros y discrimina a los Policía y Guardia Civil», han zanjado.
También ha criticado los resultados del dispositivo el sindicato mayoritario de Mossos, Sap-Fepol, que aunque se muestran aún prudentes en sus «conclusiones», lamentan que parezca que el cuerpo está haciendo el «ridículo» y piden asumir la responsabilidad y dar explicaciones a quienes dirigen la seguridad en Catalunya.
La Conselleria de Interior de la Generalitat ya ha avanzado que abrirá una investigación para aclarar lo ocurrido y fuentes de este departamento señalan a Europa Press que «seguramente habrá más detenciones de colaboradores en relación a la huida del expresidente Puigdemont».