“Cuánta más demanda hay, mayores son los índices de estafa, sobre todo con el uso de la digitalización después de la pandemia”, explica Goenaga, socia del despacho AF Legis.
Es la misma historia cada verano: familias que buscan alquilar un piso para pasar sus vacaciones a un buen precio, y a la hora de la verdad se encuentran con que han sido estafadas. Esta tendencia, sin embargo, va en alza, pues tal y como ha alertado la Policía Nacional, el número de estafas en alquileres vacacionales aumentó el verano pasado hasta situarse por encima de los niveles de 2019 antes de la irrupción de la pandemia.
Uno de los casos más comunes de estafa se da cuando el cliente se interesa por el inmueble, y el supuesto propietario argumenta distintos problemas para no mostrarlo, ya sea porque se encuentran en un lugar distinto al de su ubicación, o porque en esos momentos se encuentra ocupada. “En este caso tan común, los estafadores solicitan el abono de un porcentaje o la totalidad del alquiler de un inmueble que, en realidad, no existe. El cliente termina no solo perdiendo el dinero, sino que además se queda sin un alquiler para disfrutar de sus vacaciones”.
Durante los últimos años, la Policía Nacional ha ido actualizando una lista de recomendaciones que ayudan a evitar ciertas prácticas que pueden decantar en estafas durante el verano. “La manera más sencilla de evitar una estafa es no hacer un pago por adelantado, verificar la información acudiendo personalmente al inmueble y comprobar que realmente esas personas son las propietarias o están contratadas por los propietarios”.