El líder de Junts ha insistido públicamente en que el Estado está trabajando para el «aislamiento y estigmatización mediática» del movimiento secesionista catalán. En este plan se enmarcaría también el pacto del PSC con ERC y Comunes que le dejó sin opciones de volver a la presidencia de la Generalitat.
La intención para un Puigdemont ahora en guerra con los de Junqueras es conseguir que los neoconvergentes sean apreciados por la ciudadanía como una fuerza «prescindible y molesta» con la nueva mayoría que conforman socialistas, republicanos y la marca catalana de Sumar en el Parlament que uno de los suyos, Rull, preside. El prófugo afirmó que «hay una operación ‘jaula’ en marcha» y que es la segunda fase del dispositivo del jueves –la verdadera «Operación Jaula»– que fracasó en su fin de ponerle a disposición judicial por su responsabilidad central en el «procés».
En Junts, dijo, tenían previsto que se pusiera en marcha esta segunda parte de la ofensiva contra su formación que defiende que existe para, en sus palabras, «dejar libre el camino para el aplanamiento total de toda reivindicación nacional» de una Cataluña fuera de España.