Pese a la magnitud de las mismas, se recuperaron en seguida. Generalizando, se puede decir que el sentimiento se mantiene positivo en cuanto a los activos de riesgo. La economía estadounidense por su parte está mostrando cierta desaceleración a través de sus datos macro, aunque es poco probable que entre en recesión, y además, para dar mayor confianza a los inversores, parece que veremos ya en septiembre bajadas de tipos de interés tanto por parte de la FED como del BCE, lo que permitirá reducir el coste financiero a la mayoría de las empresas.
La última semana del mes transcurrió con pocos cambios en las bolsas estadounidenses a pesar de la corrección que experimentó Nvidia, cuyos resultados del segundo trimestre, aun siendo muy buenos, trasladaron unas perspectivas por debajo de estimado por los analistas para la segunda parte del año. En Europa, las subidas estuvieron en el entorno del +1% al tener un menor componente tecnológico en sus índices.
El impacto en la renta fija fue mucho menos significativo por el simple hecho de que la primera bajada de tipos por parte de la FED en el mes de septiembre se había empezado a descontar ya en julio. Por ello, en agosto sólo se ha producido una leve bajada de las rentabilidades respecto al mes anterior. El Treasury a 10 años bajó 12 pbs hasta el 3,91%, mientras que el Bund y el Treasury americano se quedaron sin cambios en el 2,30% y el 3,12% respectivamente. Eso sí, no han estado exentos de volatilidad, por ejemplo, el Treasury llegó a negociarse con una rentabilidad del 3,67%.
En cuanto a los activos alternativos, el oro marcó un nuevo máximo histórico en los 2.570,40$/oz, afectado positivamente como valor refugio y por los inminentes recortes de los tipos de interés. Por lo que respecta al Brent, nos encontramos con varios factores determinantes que han llevado a una caída de su cotización. Septiembre ha arrancado con precios de 76,50$/b, lo que ayudará seguro a seguir bajando los niveles de inflación a lo largo de septiembre si los precios se mantienen en estos niveles. Los factores clave son principalmente dos: I) la economía China sigue sin arrancar, y el mercado inmobiliario local sigue en crisis, provocando una fuerte pérdida de capacidad de compra que está afectando a la demanda interna y II) la OPEP ha comunicado que es muy probable que se produzca un incremento de la producción de crudo por parte de varios de sus miembros a partir del mes de octubre.
A nivel macroeconómico hay que destacar que las referencias que se han conocido en las últimas fechas sugieren que la actividad económica en EE.UU. no se ha frenado de manera brusca y por lo tanto, podríamos ver una reactivación en la segunda parte del año. Pero lo que apoya la futura decisión de la FED es que los datos directamente relacionados con el empleo y la inflación ya no parecen ser un peligro para la economía. Entre los últimos datos, destacamos la buena evolución de la confianza del consumidor, los pedidos de bienes duraderos (PMI de la universidad de Chicago) , y la muy destacable revisión del PIB estadounidense del segundo trimestre que se ha situado en el 3% frente al 2,8% de la primera estimación y que contrasta claramente con el 1,4% del primer trimestre. La otra referencia clave fue el índice de precios de consumo personal (PCE) que cedía una décima, hasta situarse en el 2,5% frente al 2,6% estimado.
Septiembre arranca con datos importantes como los índices de pedidos manufactureros (PMIs) en Europa y EE.UU., la presentación del Libro Beige de la FED y los datos de empleo en EE.UU. En estos momentos el mercado considera que en función del dato que se publique, la FED optará por bajar 25 o 50 puntos básicos. La previsión es que la tasa de paro mejore hasta el 4,2% (4,3% anterior) y esto de margen a la FED para bajar únicamente 25 puntos básicos (que aparentemente es lo que quieren, para alejar el peligro que conllevaría una bajada mayor tanto en la economía real, como en la percepción de los analistas sobre el estado de la salud económica del país).