Le acompañaban en el patio de butacas como representante del Gobierno, el ministro de Justicia, algunos de los fiscales y magistrados del Supremo y de la propia Corte de Garantías, así varios de sus antiguos compañeros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) junto con varios de los recién llegados al órgano.
Precisamente, a éste ha hecho referencia el presidente del TC, Conde-Pumpido, en su discurso de bienvenida al nuevo magistrado del Pleno.: «Ahora ya sí podemos celebrar que España comienza una nueva etapa de normalidad democrátrica en el ámbito de la Justicia, dejando atrás los bloqueos y las anomalías institucionales que tanto han perjudicado la imagen de nuestro Poder Judicial».
Precisamente, para éste, ha reclamado el «máximo respeto político e institucional a sus decisiones y a su independencia», obviando cómo, desde su llegada, el Tribunal Constitucional ha tomado, haciendo uso de la mayoría aritmética del bloque izquierdista que encabeza, numerosas decisiones favorables al Gobierno actual y en contra de la oposición política.
Conde-Pumpido ha puesto en valor la composición democrática y plural del órgano que preside, así como la «legitimación democrática de los nombramientos de todos los Magistrados y Magistradas que componen» el Pleno de la Corte. En este sentido, ha subrayado que los «magistrados y magistradas» de la corte de garantías disponen de «las herramientas necesarias para imponer» su imparcialidad «lejos de sesgos»: «los argumentos jurídicos, nada más y nada menos».
«Todos los poderes públicos están obligados a lo que el Tribunal Constitucional resuelva. El poder se ha de someter a la razón y no la razón al poder».