Y es que los acontecimientos que se suceden al respecto son cada vez mas chocantes y hacen pensar lo peor: que Maduro se perpetúe en el gobierno de Venezuela y aquellos pase de republica bananera a dictadura comunista en toda regla y en ese momento los EE UU se darán cuenta de lo que han dejado escapar y el daño que ello les va a reportar con un gobierno de esas características a poca distancia con una riqueza impresionante bajo su suelo y dispuestos a molestar al vecino yanqui.
Mientras España tendrá que explicar cuál ha sido el precio para convertirse en el compañero soluciona problemas con intermediaciones inconfesables como lo sucedido hoy mismo en el Palacio de la Moncloa sede oficial del presidente del Gobierno sanchista con el presidente electo de Venezuela. Todo el mundo se ha enterado y visto como sin banderas de Venezuela, sin recepción oficial, como recibiría a cualquier ciudadano normal, Sánchez ha mantenido un encuentro en el Palacio de la Moncloa con el líder opositor venezolano, González, después de que el Congreso de los Diputados aprobara el miércoles una moción para que González fuera reconocido como ganador de las elecciones de Venezuela.
De hecho, ni tan siquiera hay fotografía «oficial». Tan solo el presidente del Gobierno, ha publicado un video de menos de un minuto en su cuenta personal con imágenes del paseo que ha dado con el venezolano por los jardines del Palacio de la Moncloa. Fuentes de Moncloa han confirmado a EFE que el encuentro se ha celebrado a las diez de esta mañana, una vez que Sánchez regresó ayer miércoles de su viaje oficial a China.
Y todo ello después de que el presidente del Parlamento venezolano, el oficialista Jorge Rodríguez, pidiera aprobar de manera urgente una resolución para que el Gobierno bolivariano rompa «de inmediato todas las relaciones» con España.
Si todo esto es un paripé montado por el trio Delcy Rodríguez, Zapatero y Albares que lo digan, pero todo huele a chamusquina y deja en ridículo a España, una España que no está para estos trotes y que necesita recuperar el prestigio internacional que en estos momentos solo defiende el rey, pero que continuamente es arrastrado por el fango por todos los demás representantes de un Gobierno inútil, torpe y nada preparado para este tipo de relaciones, pero que eso si sabe sacar redito personal de todo ellos. Redito del que tarde o temprano nos enteraremos todos los españoles.