González-Bueno ha explicado «la elevada incertidumbre» que implicaría un escenario de fusión entre ambas compañías, en especial en el terreno de la pequeña y la mediana empresa, donde Sabadell es más fuerte, ya que tiene más del 12% de cuota de mercado en este sector. Además, no ve claras las similitudes que habló ayer Onur Genç, CEO del BBVA, en referencia a la situación de fusión de CaixaBank y Bankia: «No tiene nada que ver. Primeramente, esto es una opa hostil, y esa no lo fue. Además, Bankia era muy fuerte en el terreno minorista, nosotros lo somos en empresas», declaró.
El directivo de Sabadell apunta a que la operación no se aprobará en primera fase, tal y como dijo Genç, y que posiblemente se requiera un mayor análisis, pasando a una segunda fase en la que se añadirían otros tres meses más a la evaluación, que situaría a la opa ya en la primavera de 2025.
Estas suposiciones las hace González-Bueno advirtiendo del escenario que supondría para el accionista de Sabadell el tener que decidir sobre el futuro de la entidad sin ni si quiera conocer el veredicto de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no tiene la obligación de esperar a la CNMC para tomar la decisión de aprobar el folleto, aunque suele hacerlo, en especial en operaciones de este tamaño, donde la opa es hostil y Sabadell explica que puede haber problemas en la facilidad de crédito a las pymes y problemas de concentración en lugares como Cataluña.
El otro inconveniente que BBVA está encontrando a la fusión es que Carlos Cuerpo, el ministro de Economía, de momento se ha posicionado en contra de la operación. Desde el banco azul confían en que esta postura cambiará si los accionistas del Sabadell deciden aprobar la opa.
Ayer Genç se ofreció a colaborar con el Ejecutivo y tendió la mano «para solventar cualquier preocupación que tengan sobre la operación». En todo caso, el veredicto del Gobierno llegaría tras la votación de los accionistas de la entidad catalana, pero según explica González-Bueno, esta podría ser «la fase 3», ya que Economía puede optar por endurecer cualquier condición que previamente haya puesto la CNMC, no solo teniendo en cuenta aspectos de competencia. Según la adicional decimosegunda de la Ley 10/2024 de Ordenación de entidades de crédito, el Gobierno incluso puede lograr un veto a la fusión.
Entre otros aspectos que también ha tratado el CEO de Banco Sabadell ha sido el precio de la operación. En un principio, BBVA ofreció un cambio de un título por 4,83 de la entidad catalana, lo que suponía una prima a los accionistas del Sabadell del 17%.
Sin embargo, según ha ido avanzando en el tiempo la opa, más crudo se le ha puesto a BBVA en el mercado. La caída del banco presidido por Torres de casi un 15% en bolsa desde el anuncio de la oferta y el crecimiento «de alrededor de un 20%» de Sabadell, según explica González-Bueno, hace que la situación inicial sea «incomparable», dice el directivo.
El CEO de Sabadell también ha criticado la volatilidad de las acciones de BBVA: «Al final, ellos dependen en gran medida del comportamiento de su negocio en México, de donde provienen el 50% de sus beneficios, y de otros países de fuera de la UE (Turquía). En conjunto, esto implica hasta el 70% de la rentabilidad de BBVA».
Por último, González-Bueno apuntilló su discurso con las sinergias que declara BBVA que conseguiría tras la fusión. El banco de Torres calculó unos 850 millones de euros en este concepto, pero esto también se traduciría en una reducción de oficinas y de plantilla. Los sindicatos lo cifran en la pérdida de entre 7.500 y 10.000 empleos y la posibilidad de cerrar hasta 800 sucursales.