El Gobierno prepara una reforma del sistema de incapacidad temporal —las conocidas popularmente como bajas médicas— para potenciar las reincorporaciones voluntarias a la actividad en determinadas situaciones como el caso de los pacientes oncológicos.
Así lo ha anunciado este jueves la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Saiz, durante un desayuno informativo. La idea es transformar el marco actual, que solo distingue entre trabajadores en alta y baja, para transitar hacia otro más flexible que permita las reincorporaciones parciales. La iniciativa, sobre la que todavía no se conocen detalles importantes como qué clase de incapacidades quedarían incluidas, será debatida con los sindicatos y los empresarios en una mesa de diálogo social que se convocará de manera «inminente», ha subrayado la ministra.
En una nota de prensa posterioR, Seguridad Social explica que en la mesa se hará seguimiento «de la evolución de los procesos [las bajas] y sus prestaciones, cuya evolución supone una preocupación compartida por todos». «El fin será adaptar su regulación a la nueva realidad», agrega el documento.
Saiz ha destacado que la «tecnología y los avances médicos» facilitan que en algunos procesos de baja los trabajadores que lo deseen puedan incorporarse a trabajar. Eso sí, siempre desde la «voluntariedad» y con «garantía de salud». La ministra ha señalado que la regulación actual es muy «abrupta» porque solo distingue entre trabajadores de baja o en activo y no deja la puerta abierta a situaciones intermedias.
Saiz ha citado el ejemplo de los pacientes oncológicos, que son uno de los inspiradores del planteamiento que persigue su departamento. También se ha referido a las bajas en situaciones de pluriactividad, cuando el trabajador sufre una dolencia que le incapacita para uno de sus empleos, pero no para el otro (o los otros).
Tras conocerse la noticia, el secretario de Políticas Públicas y Protección Social de CCOO, Bravo, ha pedido a la ministra que tenga «discreción» sobre asuntos que «pueden generar incertidumbre a personas con la salud deteriorada». «No es la mejor manera de avanzar», ha señalado. Bravo ha rehusado valorar la medida y ha declarado que todavía no existe ningún grupo de trabajo sobre esta cuestión. Es, ha dicho, una propuesta «singular, curiosa y difícil de entender en muchos apartados». Por parte de UGT, fuentes sindicales ven con desconfianza lo que pueda haber detrás de esa «flexibilidad» a la que se ha referido la ministra. Desde su central están a la espera de recibir más detalles, pero ven «conceptualmente muy complicado» que en un mismo paciente se puedan dar situaciones de incapacidad y capacidad a la vez. En su lugar, reclaman poner el foco en cuál es el origen de las bajas para mejorar la prevención.
Desde la patronal, fuentes de CEOE han rehusado hacer comentarios, pero subrayan que siempre están abiertos al diálogo social.
De cualquier forma, el anuncio del Gobierno se produce en un contexto en el que las incapacidades temporales se encuentran en máximos históricos. Una cuestión que denuncian a menudo los empresarios y que vinculan con el absentismo laboral. No obstante, hay factores que explican en buena parte el porqué de este auge, como los niveles récord de empleo (si hay más personas trabajando, es lógico que también haya más personas de baja), el envejecimiento de la población activa o la saturación del sistema sanitario. El asunto de las bajas médicas genera una importante división en el diálogo social. Precisamente, una de las últimas mesas de negociación que se han cerrado recientemente ha sido sobre el papel que juegan las mutuas colaboradoras a la Seguridad Social en la incapacidad temporal. Gobierno, sindicatos y empresarios acordaron que los médicos de la sanidad pública puedan derivar a las mutuas el tratamiento de las bajas traumatológicas. Aunque las altas seguirán siendo competencia exclusiva de los facultativos de la pública.