Actualmente, el oro representa el 16% de las reservas globales, mientras que el dólar mantiene su liderazgo con un 58%, aunque lejos del 70% que ostentaba en 2002.
Esta transición no ha ocurrido de manera aislada. Desde la crisis financiera de 2008, los bancos centrales, especialmente en el hemisferio oriental, han comenzado a diversificar sus reservas, alejándose de las monedas tradicionales como el dólar y el euro, y adoptando más oro y yuanes como estrategias defensivas frente a la volatilidad y la incertidumbre global.
La pérdida de influencia del dólar en el sistema financiero global
Uno de los factores que ha impulsado este cambio es el proceso de desdolarización. Varios países han comenzado a reducir su dependencia del dólar estadounidense. En 2001, el dólar constituía el 72% de las reservas globales, pero para 2023, esa cifra había caído al 48%.
Países como China, Rusia, y Turquía están liderando esta tendencia, acumulando oro como una alternativa más estable. Según el FMI, estos países han estado vendiendo dólares en el mercado global, sacudiendo poco a poco el dominio del dólar. No obstante, aunque la disminución del uso del dólar como activo de reserva es clara, todavía queda lejos de ser alarmante. El dólar sigue siendo el pilar de las reservas internacionales , utilizándose en el 88% de las transacciones financieras globales.
Ahora bien, ¿es posible que el oro desplace al dólar como activo de reserva dominante? Algunos analistas creen que este escenario es posible. Bank of America sugiere que, si el proceso de desdolarización continúa y los bancos centrales siguen acumulando oro a este ritmo, podría haber un cambio más significativo en la próxima década. De hecho, el rumor de que los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), están considerando crear una moneda respaldada por oro ha intensificado este debate. Se espera que este tema sea uno de los puntos de la agenda de la cumbre de los BRICS en Kazán, Rusia, a finales de este mes de octubre.
Rusia, por ejemplo, ha aumentado sus compras de oro, pasando de adquirir 13,5 millones de dólares en oro diariamente a 93 millones, según informes de la agencia Interfax. Esta estrategia parece estar vinculada a la posible creación de una moneda BRICS respaldada por oro, que eliminaría la dependencia del dólar en las transacciones comerciales internacionales.
La relación entre el aumento del oro y la debilidad del dólar es clave para entender la situación. Si el dólar sigue perdiendo su influencia como activo de reserva mundial, algunos países podrían dejar de financiar a Estados Unidos que tendría que buscar nuevas alternativas para financiar su deuda. A medida que los bancos centrales mundiales se alejan del dólar, se reduce la demanda de bonos del Tesoro estadounidense, encareciendo el coste del financiamiento para el país. Algunos analistas incluso sugieren que Estados Unidos podría verse obligado a monetizar su deuda en el futuro, lo que incrementaría aún más la presión sobre el dólar y beneficiaría al oro como activo de refugio.
Además, las bajadas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) podrían acelerar la caída del dólar. Si el dólar cae a niveles como los 90 puntos en el índice DXY (una medida del valor del dólar estadounidense en relación con una canasta de monedas extranjeras importantes), como algunos predicen, podríamos ver al oro alcanzar precios cercanos a los 3.000 dólares la onza. Este aumento del precio del oro ya está ocurriendo: en lo que va de 2024, el metal ha subido más de un 29%, alcanzando máximos históricos.
La cuestión de fondo es si estos movimientos en el mercado indican un cambio radical en el sistema monetario internacional. ¿Estamos asistiendo al declive del dólar como moneda hegemónica, o es simplemente el inicio de un sistema más multilateral? Aunque es cierto que el oro ha superado al euro y que el dólar está perdiendo terreno, el consenso de los expertos, como los economistas del FMI y el Bank of America, sugiere que no estamos ante una sustitución total del dólar. En su lugar, estamos avanzando hacia un sistema multilateral, donde varias monedas y activos, incluido el oro, juegan un papel más equilibrado. Esto también se refleja en la diversificación de las reservas en otras monedas, como el yuan, el yen, y el dólar australiano, que están ganando presencia en las reservas de muchos países.