Para Semana Santa, las previsiones de ocupación del citado organismo apuntan a una media del 80%, aunque algunas cadenas estiman que podrían superar el 90%. “Los resultados no se están viendo afectados significativamente por la situación macroeconómica. El turismo vuelve a erigirse como el motor imprescindible de la recuperación económica de España, desdiciendo a quienes habían pronosticado un menor peso en la generación de PIB y una excesiva concentración de la actividad frente a otros sectores económicos”, apuntó Fernando Gallardo, secretario del Consejo de la Alianza. Esas 22 cadenas se atreven incluso a hacer previsiones para el verano, también optimistas por el temprano arranque de la temporada alta a finales de marzo. “La Alianza Hotelera tiene ya confirmado el 73% de su disponibilidad, por lo que es previsible que las reservas superen el 90% o el 95% durante los meses de julio y agosto, muy superiores al 76,8% que alcanzó la media nacional en 2019″, aseguran.
Otra tendencia que se va a repetir a partir de marzo es el crecimiento de precios. Si 2022 se cerró con incrementos medios de tarifas cercanos al 7% (en temporada alta superaron con holgura los dos dígitos), el primer trimestre de 2023 está a punto de culminar con subidas del 17% respecto a 2019 y el verano podría llegar con incrementos del 21% respecto a las tarifas prepandemia. “Estos aumentos se justifican más por los sobrecostes resultantes de la crisis energética, la amortización de las deudas adquiridas por el cierre de la actividad durante la pandemia y el fortalecimiento de las plantillas en un momento crítico de escasez laboral como el que vivimos ahora”, recalcó Gallardo.
De hecho, las grandes hoteleras ya se han lanzado a realizar contrataciones masivas de personal en España para atender toda la demanda pendiente. Meliá prevé contratar entre 1.200 y 1.800 trabajadores, en función de la mayor o menor incorporacion de los fijos discontinuos, mientras que Iberostar prevé elevar en 1.000 personas su plantilla.