Frente al Congreso Nacional de la Empresa Familiar de 2023 que estuvo marcado por la incertidumbre política, puesto que se celebró tras la investidura fallida del líder ‘popular’, Núñez Feijóo, y antes de que el actual presidente del Gobierno reuniera los apoyos necesarios para superar este trámite, los empresarios dan su aprobado al plano económico y mejoran sus perspectivas respecto al comportamiento de la actividad económica.
La encuesta interactiva que se elabora cada año en esta cita refleja este giro, dado que si hace un año un 43% de los consultados esperaban un moderado aumento de la actividad con una limitada creación neta de empleo, en 2024 esta opción sigue siendo la mayoritaria, pero el número de empresarios que respaldan esta posición escala hasta el 59%. Y en paralelo, la proporción de empresas que esperan un crecimiento frágil de la actividad sin creación de empleo se reduce del 55% al 38% y el volumen de los que esperan un intenso acelerón de ambas variables pasa del 2 al 3, pese a que sigue presente el temor al efecto de los cambios normativos.
Esta proyección tiene consecuencias en las decisiones que tomarán en el seno de sus compañías, donde el 42% tiene previsto incrementar sus plantillas y otro 48% da por sentado que mantendrá su equipo actual. Solo un 10% cree que tendrá que llevar a cabo algún tipo de recorte a medio plazo, una cifra que se mantiene en la línea de lo señalado hace un año. No obstante, no todas las empresas interesadas en reforzar su plantilla están en posición de hacerlo o al menos, lo tiene fácil. Las dificultades para encontrar a los profesionales que necesitan persiste, como un eco de lo que sucede en el conjunto de Europa y es ya el segundo riesgo para la expansión de la empresa familiar, puesto que afecta al 56% de ellas.
En cambio, los cambios normativos en los diferentes niveles de gobierno (Unión Europea, Gobierno central y autonómicos) siguen ocupando el primer puesto entre los riesgos señalados por la empresa familiar para la economía y la competitividad del país. El sondeo no hace referencia a ninguna modificación concreta, si bien las reformas anunciadas en el plano laboral como la reducción de la jornada laboral, la nueva subida del SMI o la eventual reforma de la indemnización por despido determinarán buena parte de la evolución de esta variable de creación de puestos de trabajo netos.
El Congreso del IEF, también ha hecho referencia a la captación y retención de talento como principal reto para la modernización futura de sus compañías, el mismo que está frenando actualmente la introducción de herramientas de innovación, junto a las dificultades de la gestión del cambio generacional, según reportan las mismas empresas familiares. Más de la mitad de estas compañías (56%) dice necesitar profesionales con una cualificación media, mientras que un 35% de estas empresas requiere una especialización más elevada y solo un 9% de baja.
El diagnóstico también es mayoritariamente positivo respecto a la cifra de ventas esperada para el año 2025, donde un 60% espera registrar un incremento, un 31% cree que anotará una cifra similar a la del año en curso y solo un 9% cree que atenderá a una reducción de su volumen de ventas. A medio y largo plazo, la empresa familiar se prepara para hacer frente a los retos que entraña la digitalización y la inteligencia artificial, sin que la financiación sea una preocupación para la gran parte de estas empresas -solo un 11% menciona esta variable como problema-.