A pesar de que Europa se mantiene débil y de que a nivel global la incertidumbre es elevada, la evolución de la economía española sigue sobresaliendo en el contexto internacional.
El crecimiento del PIB de España alcanzó el 0,8% intertrimestral en el 3T 2024, un registro superior al esperado por CaixaBank Research, cuyo escenario contemplaba un avance del 0,5%, y relativamente alto desde un punto de vista histórico. Como referencia, la tasa de crecimiento intertrimestral promedio entre los años 2000 y 2024 fue del 0,5%. Entre los años 2014 y 2019, cuando la economía se recuperó de la crisis financiera y de la deuda soberana, el ritmo de crecimiento promedio se sitúo en el 0,7%.
Las sorpresas han sido continuas durante los últimos trimestres y ello nos ha obligado a ir revisando al alza las previsiones de crecimiento. Si se toma un poco de perspectiva, se pone de manifiesto que, al final, la mejora ha sido sustancial. Hace un año, CaixaBank Research esperaba un crecimiento del 1,4% para 2024, una previsión similar a la del conjunto de analistas. En cambio, el escenario actual contempla un avance del 2,8%. Las sorpresas se han repartido entre varios epígrafes. En parte, las exportaciones han crecido más de lo esperado, tanto las de servicios turísticos como las de no turísticos, lo que explica cerca de la mitad de la sorpresa positiva. La otra mitad de la mejora de las previsiones la explican las sorpresas en el crecimiento del consumo, tanto el de los hogares como el público. El único epígrafe que se mantiene relativamente débil es el de la inversión. Esperamos que en los próximos trimestres, con la normalización de las condiciones financieras y el despliegue de los fondos europeos NGEU, gane dinamismo.
En la lista de noticias positivas, este mes también encontramos uno de los principales retos de la economía española: el crecimiento de la productividad. Concretamente, en el 3T 2024 el crecimiento del PIB por hora efectivamente trabajada, una de las medidas de referencia, se aceleró hasta situarse en el 2,5% interanual. El avance es resultado de un mayor crecimiento del PIB que de las horas trabajadas. De hecho, las horas trabajadas por trabajador se han reducido en los últimos trimestres. El análisis de las dinámicas a nivel sectorial también es revelador. La mejora de la productividad, en parte, es resultado del buen ritmo de crecimiento de algunos de los sectores más productivos, como el de la información y las telecomunicaciones o el de la industria química y farmacéutica, cuyo peso ha ido aumentando en consecuencia. Por otro lado, la mejora de la productividad también es resultado de las mejoras que presenta en algunos sectores menos productivos, como el comercio mayorista o algunas ramas industriales, como la maderera o la agroalimentaria.
Más allá de los buenos registros del 3T, los primeros indicadores referentes al 4T 2024 también están siendo alentadores. El ritmo de crecimiento del número de personas afiliadas a la Seguridad Social se aceleró en octubre, y los indicadores de actividad se consolidaron en zona expansiva o incluso mejoraron, como es el caso de la industria. En este contexto, una vez más, los riesgos que rodean nuestro escenario de previsiones se vuelven a situar al alza. De hecho, si mantenemos sin cambios el ritmo de crecimiento previsto para los próximos trimestres, el crecimiento anual de 2024 se situaría en el 3,1% frente al 2,8% que contempla actualmente el escenario de CaixaBank Research. Para 2025, el escenario contempla un avance del 2,3%, pero, tras conocerse los últimos indicadores, este podría situarse alrededor del 2,5%.
Las consecuencias de las inundaciones, especialmente graves en la provincia de Valencia, merecen una mención aparte. El drama humano y social del desastre se ha vivido de forma muy sentida por el equipo de CaixaBank Research. Todos nos hemos sentido más valencianos que nunca. En materia económica, las consecuencias también serán importantes. La información disponible todavía es incompleta y el impacto acabará dependiendo de la valoración final de los daños, del tiempo que se tarde en restaurar las infraestructuras y las redes de servicios básicos, así como de las medidas de apoyo que se implementen. El crecimiento de la economía valenciana se resentirá a corto plazo, y ello también se notará en el conjunto de la economía española. Pero esperamos que más pronto que tarde el esfuerzo inversor en reconstrucción y reposición del capital destruido tome relevo a la situación actual.