Simplemente porque Trump va a tener el control total de ambas cámaras, y por tanto, va a poder hacer y deshacer a su antojo y eso se llama, crecimiento a toda costa vía:
a) bajada de impuestos
b) déficit público y por tanto más deuda, y ya tienen los EE.UU. una losa de 35 billones/dólares
c) medidas proteccionistas (aranceles)
Donald Trump se prepara para regresar a la Casa Blanca en un contexto de dominio estadounidense sin precedentes de la economía mundial. La economía estadounidense, que se ha librado tanto del aterrizaje forzoso como del suave, ha seguido expandiéndose en 2024. Esto contrasta fuertemente con Europa, pero también con China, que hace unos años se veía como la futura potencia económica mundial, pero que ahora está sumida en una preocupante depresión. La investidura de Trump será así buena para unos y mala para otros, como la cara y cruz de una moneda; más que ruido, nueces, sobre todo para el viejo continente y China por las exportaciones.
Que haya ganado Trump no cambia las valoraciones de la bolsa americana, que sigue en máximos y que sigue estando cara (ratio PER). A los mercados les gusta el dinero barato pero las bajadas de tipos por parte de la Fed van a ser más graduales de los previsto por la amenaza que supone Trump y sus medidas para la inflación. Si los tipos no bajan al ritmo esperado, se van a ver afectadas las niñas bonitas de las tecnológicas, y solo hay que recordar que en sus presentaciones de resultados Microsoft, Apple y Meta han decepcionado cayendo sus cotizaciones, no por sus números sino por sus expectativas de futuro (gastos), más leña a la candela de un potencial take profit.
Ese incremento de deuda influirá positivamente con el oro, que está directamente correlacionado con ella. Además, el dorado se está tomando un descanso para volver a tomar impulso; con lo que se abre una ventana para entrar; así como para la renta variable europea y China. La primera que ha crecido algo cuando no se esperaba ello y la segunda a la espera de las medidas fiscales para ser relanzada finalmente.
Europa sigue lastrada por Alemania y Francia e impulsada por la periferia, como España. Cotiza por debajo de su media histórica y está barata, y no nos confundimos nunca comprando algo de calidad barato; eso sí, siempre con un horizonte temporal medio/largo plazo, porque Alemania al igual que se recupero de las guerras mundiales, lo hará de la crisis automovilística que vive.
Por su lado China, que ha vivido su propio efecto champán (sube y baja) por el anuncio de la inyección de liquidez de más de 140.000 millones; está a la espera de las medidas fiscales para reactivar una demanda interna adormecida. La fábrica del mundo volverá y le plantará cara a Estados Unidos en su pugna particular por la economía mundial.
Y dicho esto, la estrategia DCA, Dollar Cost Average, se me antoja más que necesaria con los tiempos que corren, para no entrar el mercado como un elefante en una cacharrería y gracias a la promediación tener un valor medio y estable, en vez de hacer market timing para entrar en el momento perfecto que ni existe ni se le espera. El mercado va a seguir creciendo con sus correcciones porque tiene soportes, y un sistema de gestión de renta variable quality en tiempos como los actuales y una visión medio/largo plazo serán las mejores recetas.
Por otro lado, se habla de situarse en las pymes americanas por la bajada de tipos y los incentivos impositivos, pero las grandes multinacionales en situación de oligopolio con factores diferenciadores, con barreras de entrada ante nuevos competidores, balances saneados y con mucho cash (sin verse afectada por los tipos de interés), serán los mejores buques insignia, carro grande ande o no ande.