Las partes ya mostraron la pasada semana sus discrepancias respecto al precio a pagar, pues el inversor había revelado que el precio indicativo que valoraba hasta el momento rondaba los 10,5 euros por acción. Tras conocerse la noticia, las acciones de clase ‘A’ de Grifols, aquellas que cotizan en el Ibex 35, caían un 10,63%, hasta los 9,522 euros por acción, mientras que los títulos de tipo ‘B’, intercambiados en el Mercado Continuo, se dejaban un 17%, hasta los 6,835 euros.
El fondo «ha informado al Comité de la Transacción de Grifols de que en las circunstancias actuales no está en posición de continuar con una potencial oferta sobre Grifols», ha afirmado ante el supervisor bursátil.
Fuentes conocedoras de la operación explican que la familia «está muy satisfecha y contenta del apoyo recibido de los actuales accionistas» y que «no apoyará ninguna otra operación». La saga fundadora considera que la compañía «atesora un gran valor» y continuará desarrollando su expansión, como viene haciendo desde hace más de 115 años. La marcha atrás del fondo canadiense llega en la recta final, pues ya había avanzado de manera significativa en su revisión de los estados financieros (‘due diligence’) de la firma desde que en julio se revelara el interés por tomar el control de la farmacéutica junto a la familia fundadora.
Los 10,5 euros han sido una diferencia insalvable en la operación. El comité de transacciones primero y el consejo de administración -sin los miembros de la familia Grifols presentes por potencial conflicto de interés- rechazaron esta horquilla al considerar que no otorgaba a la compañía su valor real. Las presiones para que la oferta se lanzase al alza han crecido en los últimos meses, sobre todo desde que distintos fondos ‘cazaopas’ aterrizaron en el capital para pedir al consejo una mejor gobernanza de la compañía.
Pese a todo, el proceso avanzaba. De hecho, Brookfield tenía asegurada la financiación para lanzar su opa tras asegurar los apoyos de los fondos soberanos de Singapur, Temasek y GIC -también exploró que se sumara el fondo soberano de Abu Dabi. Estos fondos iban a cubrir un ticket de aproximadamente 3.000 millones de euros para complementar la inversión del fondo.
Con todo, quedaban aspectos por limar. Uno de ellos era la refinanciación de 11.000 millones de euros de deuda de la firma de hemoderivados, para lo que era necesario llegar a un acuerdo con el pool de bancos liderado por Banco Santander y Deutsche Bank. Entidades como Société Générale, HSBC, CaixaBank, BBVA y Sabadell estaban lejos de sumarse a este plan. Otro aspecto relevante eran las operaciones vinculadas, aspecto que ha cogido relevancia en los últimos meses.
Otro escollo pendiente era el cambio estatutario necesario para equiparar las acciones A y las B (sin derechos políticos). Brookfield supeditaba la operación a eliminar el derecho de rescate que tienen asignado las acciones B en caso de opa de exclusión, lo que permitiría lanzar una opa con dos precios distintos y la misma prima.