Así lo confirmaron fuentes próximas al fondo, que niegan que se haya rechazado la primera oferta de 150 millones de euros puesta sobre la mesa por el empresario Jainaga a cambio del 29,9% del fabricante de trenes vasco. Trilantic fue consultado por este medio el lunes tras hacerse pública la oferta de Sidenor, sin proporcionar respuesta alguna.
La primera propuesta de Jainaga ronda los 4 euros por acción, frente a los 3,48 euros con los que cerró su sesión de ayer miércoles, lo que supone una prima del 15% respecto al valor actual; y del 19% sobre los 3,36 euros a los que cotizaba antes de revelarse su interés. Está, en cualquier caso, muy lejos de los 5 euros ofertados por el consorcio húngaro Magyar Vagon, vetado por el Gobierno de España.
La oferta húngara valoraba al fabricante en 619,2 millones de euros; mientras que la propuesta de la compañía vasca rebajaría este valor a los 501,6 millones. Las negociaciones se centran ahora en aumentar la contraprestación. Inicialmente, Trilantic rechazó cualquier propuesta que no fuera igualar los 5 euros por título, incluida la propuesta de la checa Skoda por fusionarse.
El fondo, que lleva años queriendo deshacer su posición, cuenta con serios condicionantes que dificultan su salida. Entre ellas, el pacto de socios que mantiene con la familia Abelló, propietarios de un 3%; y la familia Oriol, dueños de otro 7%, quienes suscribieron un acuerdo años atrás que incluye una cláusula de arrastre y obliga a vender a todos al mismo tiempo y a un mismo importe.
Al poseer el 40,2% del capital conjuntamente (a través de su sociedad instrumental Pegaso Transportation), cualquier interesado en tomar relevo tendría que lanzar una oferta pública de adquisición (opa) por el 100% del capital, ya que la norma fija en el 30% el límite máximo a adquirir.
Al tiempo que prosiguen las conversaciones con Sidenor, fuentes al tanto de la negociación apuntan a que se ha retomado el interés del Gobierno de Polonia por pujar por el actor industrial español. Lo haría a través de su fabricante local Pesa, propiedad del Estado polaco, con quien Talgo firmó en septiembre un acuerdo de colaboración para el desarrollo de los futuros trenes de alta velocidad que surcarán las vías polacas. En agosto, el viceministro polaco de Infraestructuras, Piotr Malepszak, llegó a admitir en su Senado que la entrada en Talgo «está en el radar del Gobierno». Según han publicado varios medios polacos, el primer ministro Tusk está tratando de convencer al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, de los beneficios de esa eventual fusión.
Según señala el medio local Puls Biznesu, el gobierno polaco se prepara para comprar Talgo y apuesta por «negociar en silencio». Mientras, Pesa ya estudia ampliar su producción y el número de empleados, incorporando de 300 a 500 personas, tras reestructurarse, ampliar su cartera de pedidos y obtener conocimiento para suministrar los trenes de alta velocidad que requerirá la operadora estatal PKP Intercity.