La constante tendencia a la baja de los tipos Euribor se invirtió la semana pasada. El nerviosismo de los mercados por los déficits fiscales y la inflación en EE.UU. y Reino Unido provocó una caída significativa de esos bonos del Estado, que fue particularmente dramática en el caso del país británico. La huida en todo el mundo de los inversores de los bonos también afectó a la zona euro, en particular a los bonos franceses, donde la preocupación por el déficit presupuestario y la incapacidad política para atajarlo están pasando factura. El efecto neto del sentimiento negativo hacia la renta fija se tradujo en general en el repunte más significativo de los tipos Euribor que hemos visto desde que el BCE empezó a recortar los tipos en el verano de 2024.
Aunque el BCE ha dado señales de nuevos recortes, la credibilidad de tales señales dependerá cada vez más de los datos de inflación. Probablemente necesitemos ver más avances en el control de la inflación en todo el mundo antes de que el tipo Euribor a un año rompa] la barrera del 2,5% de forma convincente.