Aunque a preguntas formuladas durante su testimonio ha deslizado que, el día en que se distribuyó el polémico comunicado a la prensa, estuvo «muy molesta» con el enfoque de la misma y «bastante quemada» con las noticias referidas a los correos secretos, que ya se habían divulgado la noche anterior en distintos medios de comunicación. Por ello, preguntó a su jefe máximo: «¿Alvaro has filtrado tú?». A lo que García Ortiz respondió: «Eso ahora no importa».
La fiscal superior no ha ocultado su malestar ante el devenir de los hechos, entre los días 13 y 14 de marzo de 2024. Horas tensas en las que su jefe de prensa, Íñigo Corral, amenazó con dimitir, en una llamada del día 14 a las 08.42 horas, si le hacían circular aquel comunicado que había llegado desde la mismísima Fiscalía General del Estado, poco antes.
El texto se había fraguado la noche antes en el seno de Fortuny, «consensuado» entre el propio García Ortiz y la fiscal provincial de Madrid quien, finalmente, asumió el coste de ponerlo en circulación. La propia Lastra, sin embargo, trato de evitarlo en todo momento y por ello recibió hasta «seis llamadas» perdidas en su móvil profesional, procedentes de García Ortiz, y no fue hasta que entró en su WhatsApp personal la orden «imperativa» de lanzar el comunicado, cuando pudo pararse a contestar una llamada de «un minuto» cursada a través de la centralita de la Secretaría de la FGE.
Cabe recordar que el instructor decidía citar a la fiscal Lastra, hace unos días, para que le explicase las comunicaciones que se mantuvieron en la noche del 13 de marzo de 2024, antes de que a las 10:20 horas del día 14 la Fiscalía Provincial de Madrid –dirigida por Pilar Rodríguez, también imputada– publicara la nota de prensa donde daba cuenta del cruce de correos electrónicos entre la defensa de González Amador y el fiscal Salto, y en base a la cual comenzó la investigación penal.
No en vano, los informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil relativos al análisis de la información incautada en los registros practicados, el 30 de octubre pasado, en el despacho de García Ortiz y en el de la jefa de la Fiscalía Provincial de Madrid, coimputada con él, afloraron las conversaciones –tanto telefónicas, como de WhatsApp– que tanto Salto como Lastra mantuvieron en la noche de autos.
El primero terminó por rebotar la cadena íntegra de mails intercambiados en la causa tributaria del novio de Ayuso, entre el abogado y el fiscal, a petición de la fiscal provincial de Madrid, que a su vez los remitiría al mail personal del fiscal general y a uno genérico de la Fiscalía General. La segunda inyectó algo de calma en aquella solicitud, en horas poco habituales, que García Ortiz quería «para ya».
Poco después Lastra comprobó que tanto en una radio como en la web de una cadena de televisión, antes de la nota de prensa en la que se reflejaron textuales de dichos correos, ya aparecían datos confidenciales que «sólo podían proceder» del Ministerio Público. Ni aparecían «en el expediente tributario» de Hacienda, ni en las diligencias judiciales a las que todavía no había tenido acceso el entorno del novio de Ayuso.
Es decir, ante la insistencia de «escalar» todos los correos a la Fiscalía General del Estado con tanta intensidad, Lastra albergó la temprana sospecha de que iban a ser filtrados. De hecho, tanto ella como el resto de fiscales a los que se trasladó la petición «urgente» de García Ortiz, a través de Pilar Rodríguez, recibieron los documentos comprometidos, a las 21:54 horas del 13 de marzo de 2024 y «a los pocos minutos» aparecieron referencias textuales a los mismos en varios soportes, digitales y radio. De ahí su pregunta directa: «Álvaro, ¿has filtrado tú?». La respuesta: «Eso ahora no importa».
Salto, que en ese momento se encontraba viendo un partido de fútbol en el estadio del Atlético de Madrid, pudo reenviar la cadena de ‘emails’, de modo que le llegó a Rodríguez a las 21:54 y a García Ortiz, a las 21:59. Tras ello, comenzaron las gestiones desde Fortuny para confeccionar la nota de prensa.
Según relató Lastra en su declaración como testigo ante el TSJ de Madrid,ella misma fue la encargada de llamar a García Ortiz, la noche del 13 de marzo para trasladarle que varios medios habían llamado a su jefe de prensa por una información publicada, a última hora de ese mismo día, por el diario El Mundo.
La fiscal superior de Madrid explicó que veía pertinente «desmentir» la misma. Extremo en el que el fiscal general estuvo «de acuerdo». Sin embargo, desde un primer momento discreparon en el modo de hacerlo. Mientras Lastra apostaba por redactar el comunicado con su jefe de prensa para publicarlo «sin prisa», García Ortiz tenía premura en emitir la nota de prensa que finalmente el Ministerio Público acabó difundiendo a las 10:20 del 14 de marzo para desmontar lo que consideraba un «bulo».
Lastra, que tuvo acceso a la nota de prensa esa misma mañana horas antes de que se difundiera a los medios, rechazó asumir su contenido y así se lo trasladó al fiscal general, según explicó en su comparecencia ante el TSJM y como reveló este diario, en exclusiva. La fiscal consideraba que se podía «desmentir» la información sin necesidad de dar ningún dato y sin desvelar las comunicaciones cruzadas entre su compañero Salto y el letrado del novio de Ayuso.
En cambio, tal y como ella misma reiteró en su primera declaración, García Ortiz le insistió en la necesidad de «desmentir» el «bulo» porque no podía permitir que se cuestionara la actuación de la Fiscalía. De hecho, la propia UCO recogió en uno de sus informes al juez Hurtado cómo el fiscal general hablaba de la necesidad de «cerrar el círculo» porque les estaban «ganando» el «relato».
Aunque esa nota «aclaratoria» (que García Ortiz evitó publicar desde la oficina de prensa de la Fiscalía General) fue el punto de partida de las diligencias penales en primera instancia, cuando el Supremo abrió causa, el pasado 16 de octubre. El tribunal descartó que el peso delictivo descansase en el polémico comunicado porque la información que ofrecía ya se había publicado horas antes en los medios de comunicación. De tal manera que, a partir de entonces, el foco está centrado en aclarar quién desde la Fiscalía facilitó los ‘emails’ a la prensa, a lo largo de la noche del 13 de marzo; y, a su vez, como apuntaba el magistrado en su último auto, quién lo proporcionó a altos cargos de La Moncloa.