Desde 2018, año en que Sánchez llegó al Gobierno, los costes laborales que deben afrontar las empresas han crecido un 38%, que si se le suman el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) y la cotización por accidentes del trabajo –la cifra rozaría el 40%–, y llevaría la diferencia con el 2024 hasta acercarse a los 15.000 millones. Además, este incremento de los costes laborales ha provocado la paradoja de que el sueldo bruto de un trabajador haya subido casi un 20% menos que las cargas y cotizaciones, incluso si se tienen en cuenta deducciones y subvenciones aplicables. Así, el incremento de costes de un salario promedio ha crecido hasta en 1.500 euros anuales por empleado desde 2018.
La propia Seguridad Social reconoce este incremento exponencial de sus ingresos por cotizaciones, tras registrar un saldo positivo de 4.555 millones de euros en los once primeros meses del año –los últimos contabilizados–, tras ingresar en el periodo 199.816 millones de euros, un 6,9% más. Este saldo positivo se produce después de recaudar el sistema 151.606 millones de euros por cotizaciones, un 7,3% más que hasta noviembre de 2023, y un 33,4% más en comparación con 2019, último ejercicio no afectado por la pandemia. Los ingresos correspondientes al Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), en vigor desde enero de 2023, registraron un incremento interanual del 36,7%, alcanzando 3.395 millones. La subida de ingresos por cotizaciones se vio impulsada por las cuotas de los ocupados, que se incrementaron un 7,5% interanual, hasta alcanzar los 143.074 millones, mientras que las efectuadas por los desempleados aumentaron un 3,7%, hasta los 8.531 millones.
A este respecto, los empresarios recuerdan que el SMI ha sido el más importante catalizador de esta subida exponencial de costes. Desde 2016 se ha incrementado en un 73% –un 54% desde 2018, a falta de la subida que se está negociando, que lo puede elevar por encima del 60%–, cifra que «resulta especialmente gravosa para las empresas de menor tamaño», ya que supone «un fuerte aumento de los costes sin apoyarse en un incremento similar de su productividad», explican desde Cepyme, lo que retrotrae que se puedan destinar recursos a la inversión, entre otras cuestiones, como la mejora de la competitividad y de la productividad, además de salarios más altos», que podrían haberse elevado en casi 15.000 millones que se ha destinado a las cargas laborales. En este sentido, la patronal apunta que las empresas más pequeñas –las más afectadas por el incremento de los costes– cuentan con sueldos más bajos debido a sus menores recursos y productividad, con salarios medios que rondaron los 1.659 euros entre las empresas de menos de 50 trabajadores, un 26,8% menos que los salarios de las que tienen más de 200 empleados, que alcanzaron los 2.268 euros.
Desde Cepyme reclaman «un marco normativo que tenga en cuenta las necesidades de las empresas y que incentive su crecimiento», en lugar de «la actual proliferación de incrementos fiscales, de normas y reformas que generan incertidumbre, mayores cargas y encarecen los costes de las empresas», en especial de las pymes, como la reducción por ley de la jornada laboral, el nuevo aumento del SMI o el incremento de cotizaciones.