Y al paso que vamos y con la colaboración del,Sanchísmo es, incluso, posible que lo consiga. Al menos ella está haciendo todo lo posible, porque así sea. No hay que contemplar nada mas que como se comporta, como habla de ellos y que decisiones toma para que la vida de estos sencillos y amables ciudadanos se convierta en un infierno económico que termina, tal y como ella desea, en el cierre de empresas y las consiguientes perdidas de puestos de trabajo
La lista de atentados contra la vida de estas odiosas entidades es innumerable desde que la diosa gallega llegó al poder de la mano de Iglesias.
Y como botón basta una muestra, la más reciente.
Hoy mismo el Consejo de ministros ha aprobado la reforma de la jornada hasta las 37,5 horas semanales, hasta ahi, lo oficialmente vendido y jaleado.
Pero, lo que no cuentan, ni ella ni sus secuaces, es que la letra pequeña del decreto es una bomba de relojería porque incluye un más que desproporcionado incremento de las sanciones por incumplimiento si las empresas no registran correctamente los horarios, no si los incumplen, sino simplemente sino no se inscriben bien
Tanto es así que la multa será de hasta 10.000 euros por trabajador y no por empresa, como hasta ahora. Esta penalización también se extiende a los límites de la jornada, las vacaciones, e incluso las horas extra. Además, la Inspección podrá conocer los datos en todo momento ya que tendrá acceso en remoto al recuento de las horas.
Es decir, en su odio hacia el empresario, la que se dice salvadora de la izquierda radical trata por todos los medios de criminalizar a su gran enemigo, al patrón al empresario.
Pero no es lo malo que Díaz conduce a las empresas a un callejón sin salida con un inaceptable registro horario que supone una injerencia en la organización interna de los negocios, sino que su socio el gran don Pedrito se lo consiente y lo aplaude, porque en el fondo su idea no está tan lejos del sueño de “yolandita”.
Lo único que puede salvar este desastre de venganza clasista muñida por Diaz es el debate parlamentario que su propuesta requiere para entrar en vigor, aunque la esperanzas son exiguas y solo un milagro puede hacer que esta barbaridad se frene