Y si se analizan con cierta perspectiva sus actuaciones lo cierto y verdad es que se podría hablar del medio-presidente ya que desde que realizo los pactos con las diversas fuerzas que le han mantenido en el sillón de La Moncloa renuncio a gobernar o al ,menos eso se trasluce en sus actuaciones y de la imagen que de ellas se ha traslucido.
En este sentido el espectáculo que esta dando el Gobierno en estas semanas de lucha electorales en las que todos sus males afloran es dantesco.
Tenemos un presidente incapacitado para cesar a una ministra que ha cometido un error de consecuencias desconocidas pero terroríficas para muchas mujeres con la disculpa de un simple “un si es si” no es de recibo en una democracia madura y adulta como debiera ser la española. Y su incapacidad no solo afecta a esa ministra, sino a todos los nombrados por Iglesias, o cual es aun mas grave.
Pero ahí no acaban sus limitaciones como medio-presidente. Resulta que las actuaciones y acuerdos del Consejo de ministros que él preside están limitados por las peticiones de los socios que no figuran en el Consejo. El caso mas flagrante es el de los traslados de los asesinos de ETA a cárceles vascas o muy próximas a esta región o las modificaciones de los delitos de sedición y malversación. Es decir, los que ordenan los grandes temas son los ausentes, que no los presentes y de esa manera los propios ministros tienen esa sensación de gobernar a medias.
La solución es imposible, Solo queda esperar el arreglo final de las urnas y poco mas.