España se mantiene como el cuarto principal exportador (tras Francia, Italia y Nueva Zelanda) y la facturación ha experimentado un notable crecimiento duplicando su importe en las últimas dos décadas, según un estudio reciente de la Oficina Alimentaria de la consultora LLYC. La balanza comercial del sector del vino y mosto español con Estados Unidos arrojó el año pasado un saldo positivo de 334,8 millones de euros, lo que le convierte en uno de los negocios más expuestos a una potencial implantación de aranceles junto con el aceite de oliva (1.013 millones de euros) y otras legumbres y hortalizas en conserva (247,1 millones).
En España hay 3.995 bodegas exportadoras de vino con una facturación media de 747.585 euros por empresa, según los últimos datos disponibles de la Federación Española del Vino referentes a 2023 . Además, el vino español se vende en 189 países de todo el mundo, siendo los principales mercados: además de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Francia. El estudio de LLYC defiende que las empresas españolas deberían desarrollar «planes de contingencia que fortalezcan la resiliencia de su cadena de suministro». Además, ven necesario tejer alianzas estratégicas en la UE y diversificar mercados, apostando por Asia-Pacífico y América Latina para reducir la dependencia de Estados Unidos. El informe defiende que países como China, Japón y Brasil aparecen como alternativas reales para las exportaciones españolas.
En total, el sector vitivinícola representa el 1,9% del PIB español, generando más de 20.330 millones de euros en valor añadido bruto.