Fedea publica hoy un documento de Miguel Ángel García y Fernando Pinto en el que se analiza la evolución de la población activa y ocupada en España entre 2019 y 2024 utilizando datos de la EPA. Durante este período se observa un crecimiento significativo de la ocupación (+1,9 millones de personas; +9,5%) y una reducción del desempleo (-638 mil), acompañado de una intensa expansión de la población activa (+1,3 millones de personas) y de la resiliencia del tejido productivo.
La expansión del empleo ha sido muy dispar por CCAA concentrándose en su mayoría en los territorios con más renta, y ha estado apoyada en la población inmigrante (extranjeros y con doble nacionalidad) que han cubierto tres de cada cuatro nuevos empleos. Las personas no nacidas en España han aumentado en 4,8 puntos porcentuales su peso en el mercado laboral hasta llegar al 20,7% del total.
La creación de empleo ha sido heterogénea por sectores, aunque se observa un cambio hacia actividades de mayor cualificación y los sectores tradicionales como comercio y hostelería presentan un crecimiento menos intenso. Los trabajadores extranjeros han asumido mayoritariamente ocupaciones de menor cualificación, muy posiblemente compensando el menor interés por este tipo de ocupaciones de los nacidos en España y el progresivo abandono de la actividad de la generación del baby boom al alcanzar la edad de jubilación. La mayor parte del aumento de la ocupación en el periodo 2019-2024 tiene educación superior (75,7% del total), empujado sobre todo por las personas nacidas en España.
La evolución del empleo ha reflejado un marcado envejecimiento de la población trabajadora. Más del 74% de los nuevos ocupados en el periodo tienen más de 50 años, mientras que el segmento de 30 a 44 años ha reducido su presencia en el mercado laboral, en especial en las personas nacidas en España.
El aumento de la población activa (1,3 millones de personas; +5,6%) se explica íntegramente por personas no nacidas en España. El número de activos nacidos en España ha disminuido en 98.800 personas. La reducción de la tasa de paro en 3,2 puntos porcentuales ha sido un logro significativo y se concentra en su totalidad en los nacidos en España, dado que la población inmigrante suele acceder rápidamente a un puesto de trabajo.
A pesar del buen desempeño observado, la economía española mantiene retos muy importantes para reducir el desempleo y, sobre todo, aumentar la productividad.