Esta medida, que afectaría gravemente a la competitividad de las exportaciones españolas, podría poner en riesgo la estabilidad financiera de muchas bodegas con una fuerte dependencia del mercado estadounidense. Ante este escenario, algunos expertos señalan que muchas empresas del sector podrían estar comenzando a valorar estrategias de reestructuración para anticiparse a las posibles consecuencias económicas.
El sector del vino en España ha experimentado previamente los efectos de políticas arancelarias restrictivas. Durante el primer mandato de Donald Trump, la amenaza de nuevos aranceles ya llevó a muchas bodegas a buscar alternativas de diversificación de mercados y estrategias financieras para mitigar el impacto. Ahora, con la posibilidad de que Estados Unidos imponga un arancel del 200%, la situación es aún más crítica, ya que este gravamen podría suponer una barrera insalvable para muchas exportaciones y, en consecuencia, afectar la liquidez de las bodegas.
Según los expertos de Abencys, las bodegas con una alta exposición al mercado estadounidense deben considerar diversas estrategias para proteger su viabilidad. «Las empresas del sector vitivinícola pueden explorar mecanismos como la reestructuración financiera, la renegociación de contratos con distribuidores o incluso la búsqueda de nuevos mercados para diversificar riesgos», señala Ingram, abogado y socio de Abencys.
Entre las medidas que pueden adoptar las bodegas para mitigar el impacto de esta posible señalan que es esencial llevar a cabo planes de reestructuración preventiva. Esto implica adaptar la estructura financiera y operativa de las bodegas antes de que el impacto económico se vuelva insostenible, lo que les permitirá anticiparse a las dificultades que puedan surgir. Además, las bodegas deben considerar la refinanciación de su deuda, buscando acuerdos con entidades financieras para mejorar las condiciones de financiación y aliviar la carga financiera, lo que les proporcionará mayor estabilidad económica. Asimismo, es fundamental diversificar los mercados, explorando alternativas en otros países y regiones que puedan absorber parte del volumen de exportaciones que se vería afectado por los aranceles, para reducir la dependencia del mercado estadounidense. Por último, revisar los procesos internos y adoptar medidas con el objetivo de optimizar los costes y mejorar la eficiencia operativa será una estrategia clave para mantener la competitividad y la rentabilidad en un escenario de reducción de ingresos.