La guerra de aranceles desatada por Estados Unidos y refrendada por China hace temer una recesión de la primera economía del mundo que contagie al resto de grandes economías y debilite todavía más la actividad.
«Los riesgos a la baja para el crecimiento económico han aumentado. La importante escalada de las tensiones comerciales mundiales y las incertidumbres asociadas probablemente reducirán el crecimiento de la zona euro al frenar las exportaciones, y podrían lastrar la inversión y el consumo», ha advertido Lagarde en rueda de prensa. Así y ante las actuales condiciones de «excepcional incertidumbre», la responsable de la entidad ha dejado claro que seguirán aplicando un enfoque dependiente de los datos. «No nos comprometemos con ninguna senda de tipos».
Antes, en el comunicado publicado al término de la reunión de su Consejo de Gobierno, celebrada este jueves en Fráncfort, el BCE ha recordado que una mayor incertidumbre podría reducir la confianza de los hogares y de las empresas, y considera probable que la «respuesta adversa y volátil» de los mercados a las tensiones comerciales dé lugar a un endurecimiento de las condiciones de financiación. «Estos factores podrían lastrar adicionalmente las perspectivas económicas de la zona del euro», puntualiza.
La última decisión de la entidad implica que los tipos de interés aplicables a la facilidad de depósito, a las operaciones principales de financiación y a la facilidad marginal de crédito se reducen hasta el 2,25%, el 2,40% y el 2,65%, respectivamente. «La pérdida de confianza de los hogares y las empresas pueden lastrar más las perspectivas económicas de la Eurozona»
El Consejo de Gobierno de la entidad insiste en su determinación de asegurar que la inflación se estabilice de forma sostenida en su objetivo del 2% a medio plazo, y que para lograrlo aplicará un enfoque dependiente de los datos, especialmente en un contexto tan cargado de incertidumbre como el actual. De momento, asegura que el proceso de desinflación sigue «avanzando» y que esta ha seguido evolucionando conforme a lo esperado por sus economistas.
Explica que la inflación de los servicios se ha moderado notablemente en los últimos meses y que la mayoría de los indicadores de la inflación subyacente sugieren que se estabilizará en torno al objetivo a medio plazo «de forma sostenida». El BCE aprecia, además, una moderación del avance de los salarios y que los beneficios de las empresas están amortiguando parcialmente su impacto sobre los precios.
Antes de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pusiera patas arriba el comercio mundial con sus anuncios de aranceles masivos el pasado 2 de abril, estaba previsto que el Banco Central Europeo iniciase con esta reunión un periodo de pausa en los recortes de tipos para esperar a ver el impacto de las medidas ya aplicadas sobre la economía. Ahora, el escenario ha cambiado de forma radical. Con una inflación que se moderó al 2,2% en el conjunto del área del euro en marzo, la preocupación está en que la economía no resista el embate de la crisis comercial. «Los riesgos a la baja para un crecimiento ya débil probablemente se intensifiquen tras los anuncios arancelarios de EE UU, y esto dominará con toda probabilidad las preocupaciones sobre posibles aumentos puntuales del nivel de precios», sostienen desde Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo.
Este nuevo recorte de las tasas de referencia del banco central traerá algo de alivio para los hogares hipotecados, dado que debería trasladarse al euríbor, el indicador que se toma como referencia para actualizar los préstamos a tipo variable. La media mensual del indicador -que despidió el mes de marzo en el 2,398%- se sitúa en el 2,183%. «Aunque sigue tendiendo a la baja, no va con la misma rapidez» con la que fue descendiendo cuando el BCE inició los recortes de tipos en junio pasado, explica a La Información Económica Santiago Carbó, director del área financiera de Funcas y catedrático de análisis económico de la Universidad de Valencia. El experto precisa que este titubeo del euríbor tiene lugar en medio de unas semanas «complicadas» por el giro de timón que ha supuesto la vuelta del proteccionismo comercial.