«Queridos hermanos y hermanas, con profunda tristeza debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia″, ha indicado Ferrell en un anuncio en el canal de televisión del Vaticano.
«Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente por los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al amor infinito y misericordioso de Dios, Uno y Tribuno», ha añadido.
Francisco, que salió del hospital el pasado 23 de marzo, hizo su última aparición pública vez este domingo en la plaza de San Pedro de Roma, para dar la tradicional bendición ‘Urbi et orbi’ a los fieles. El pontífice apenas podía articular palabra y deseó una feliz pascua a los congregados en la plaza. Como se sabe, el Papa había estado varias semanas en el hospital Gemelli de Roma desde el viernes 14 de febrero. La Santa Sede había informado que sufría una bronquitis que le derivó en una «infección polimicrobiana del tracto respiratorio», que se complicó en una neumonía bilateral. Su salud ya se había visto comprometida en los últimos años en varias ocasiones por diversas gripes y otras afecciones respiratorias.
Aunque se desconoce cuándo se celebrará el funeral, si se sabe que será distinto a los conicidos. Francisco ha optado por un ataúd más sencillo, de madera revestido de zinc, y pidió que su ataúd no se coloque en una plataforma elevada (catafalco) en la Basílica de San Pedro para su contemplación pública. En su lugar, se invitará a los dolientes a presentar sus respetos mientras su cuerpo permanece dentro del ataúd, con la tapa retirada. Asimismo, Francisco será también el primer Papa en más de un siglo que será enterrado fuera del Vaticano. Será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas papales de Roma.
Entre tanto, se activa la llamada «sede vacante», el período que sigue a la espera de que se elija un nuevo Papa. Se espera que el cónclave para elegir al próximo pontífice se celebre en unas tres semanas.