Numerosos países con economías frágiles en proceso de desarrollo aceptan préstamos de otras naciones o de organizaciones internacionales, pero el aumento de los intereses en el último año implica que muchos de ellos están teniendo problemas para pagarlos.Para Malpass, es especialmente difícil encontrar ese dinero extra en una economía cuya moneda se devalúa constantemente, lo que provoca un «doble impacto, y significa que el crecimiento (económico) va a ser más lento».
«Lo que recomiendo especialmente es que sean transparentes en los contratos. Ese ha sido uno de los problemas, si redactas un contrato y dice ‘pero no se lo enseñes a nadie más’, eso es un punto negativo, hay que alejarse de eso», ha añadido. En el caso de los préstamos concedidos por China, ha señalado, los gobiernos africanos están «ofreciendo avales como incentivos para conseguir un crédito», algo que no deberían hacer porque «bloquea (el asunto) durante generaciones».
Estos problemas de financiación, apunta Malpass, no es exclusivo del gigante asiático: «Si te fijas en la historia de los préstamos de Occidente, a veces no es para el beneficio de la gente en los otros países. Incluso los créditos del FMI no han sido siempre lo mejor que se podía hacer por un país».
«Así que lo que estamos intentando hacer, y lo que creo que todo el mundo debería intentar hacer, es mejorar la calidad de estos préstamos».